Capítulo IV Cascada

4.8K 526 378
                                    

— Kuro no hagas eso, duele.

— Te quejas demasiado.

— Es porque me la estas jalando, tarado.

— Tampoco lo estoy haciendo tan fuerte, mira... ¿ves? la tiro suavecito.

— Tú que estas todo cómodo, obvio que no te duele, ¡Deja de hacer eso que-!

— Ustedes dos, ¿Podrían parar esa conversación obscena por favor?

El castaño notó que Misono se sentaba sobre su futón mientras se frotaba los ojos, quitándose el poco sueño que tenia. Shirota pensó un momento en sus palabras hasta que capto el doble sentido en ellas, enrojeciendo de inmediato.

— ¡No es nada de lo que te imaginas! Es solo que Kuro tiraba mi muñeca muy fuerte.

— Si claro.

— ¡Es la verdad!

Ya eran las siete de la mañana. En la noche anterior Mikuni les había dicho que a las nueve partirían a la montaña, no muy lejos de la posada, a acampar. Shirota hubiera dormido un poco más si no es porque muy entrada en la madrugada su mano le estaba doliendo a horrores. Kuro otra vez se había girado durante la noche y tirado de ella, haciéndolo dormir en una incómoda posición. Ahora le dolía el brazo entero.

Había despertado a su compañero porque ya simplemente estaba cansado de gritarle. Levantar la voz y decirle algo a Kuro era desperdiciar energía y saliva, pues este ni le prestaba atención si quiera, eso había aprendido las ultimas horas estando cerca de el. Así que simplemente opto por interrumpirle su placido sueño. Si él no podía dormir, pues entonces Kuro tampoco podía. Así de simple.

Se estiro en su futón levantando los brazos, recibiendo una queja del peliceleste, y el simplemente le sonrió burlón. Sintió un quejido desconforme del pequeño de la habitación y recordó.

— A propósito Misono ¿Estás bien?

El chico dejó de masajearse el cuello —que por alguna razón le dolía— y miró al castaño.

— ¿Que quieres decir?

— Anoche te estabas ahogando en las duchas.

— ¡Hm! ¿Quien se ahogaría en unas simples termas?

— ¡Tú te estabas ahogando!

— Patrañas.

Se burlaba en su cara, eso hacia Misono. Shirota suspiro. Apenas comenzaban la mañana y sinceramente no soportaba a sus compañeros de cuarto, excepto por uno. Tetsu parecía un buen tipo, no molestaba con comentarios estúpidos ni subidas de egos. Era atento, y aunque tenía un pensamiento infantil, hasta cierto grado se podía decir que era tierno. Y ahora que pensaba en ello ¿Dónde estaba Tetsu?

Lo buscó en la habitación pero Sendagaya no se veía. Frunció el ceño cuando el chico a su lado trataba de acomodarse y seguir durmiendo.

— Ya detente Kuro, me duele.

— Patrañas.

— ¡No le copies a Misono!

— Eres molesto, igual que esta cosa.

— Yo sufro mas con esto. No me dejaste dormir toda la noche... ¡Ay! Kuro, te he dicho que me duele, si sigues empujan—

— ¡Antes de que sigan!

La puerta corrediza fue abierta bruscamente y en el marco de ella se encontraba Sakuya con el ceño fruncido en clara molestia, y por alguna razón respirando agitado. Los tres ocupantes del cuarto lo miraron confundidos y mientras este llevaba su mirada de un lado a otro, como si buscara alguna especie de ladrón en el cuarto.

SUMMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora