Capítulo XIV Kuu-chan

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Con toda la calma y suavidad que su somnolencia le permitía aun, Mahiru asomo su rostro a medias para observar la habitación. Aun bajo las sabanas, detallo el caminar pesado y altanero de Misono al ir al gran ventanal y correr con violencia las cortinas, permitiendo la molesta iluminación del sol matutino entrar con brusquedad.

— ¡Levántate Shirota, y el bastardo perezoso también!

Mahiru volvió a ocultar su rostro bajo sus sabanas. Escuchaba el griterío de Hyde en la puerta del baño, a Misono refunfuñar sobre alguna clase de modales que el castaño estaba quebrantando. Sendagaya era ajeno a todo y simplemente se arreglaba las agujetas de los zapatos. Y Sakuya estaba en el segundo baño aseándose.

—¡Lichtan, llevas más de veinte minutos dentro! ¡¿Qué demonios haces?!

—¡Estoy en mi momento de paz! ¡No molestes!

Mahiru quería esperar hasta que uno de los dos baños se desocupara y cambiarse dentro. Pero Todoroki se adueño de uno hace varios minutos, y en el otro ya habían entrado Tetsu, Misono y, ahora hace segundos, Sakuya.

— Nos iremos adelantando al comedor.

La voz de Misono se escuchaba lejana, quizás ya estaba en el pasillo. Mahiru volvió a descubrir sus ojos ámbar y Tetsu también había abandonado el cuarto.

— ¡Aich! iré al baño del último cuarto, maldición.

Mahiru siguió con la mirada a Hyde hasta perderlo en el marco de la puerta. Ahora sus ojos se enfocaron en una de las dos puertas de servicio, esperando que pronto una se abriera.

Sintió ruido a su izquierda y de reojo, Kuro se giraba apretujando esa suave almohada. Y su rostro ardió recordando el motivo del porque no quiere cambiarse en el cuarto. Le dolía el pecho, y una magulladura de dientes estaba remarcado alrededor de su sensible botoncito...

Volvió a ocultarse bajo las sabanas como un niño que se oculta de los monstruos, pero tan abochornado como una loca colegiala.

— ¿Aun no te cambias, Mahiru?

El castaño se removió, y segundos le tomo la decisión de quitarse las mantas mientras se sentaba en el borde de la cama. Al menos Sakuya era rápido en usar el baño.

Tomando su mochila, se encamino al lavado desocupado en lo que Watanuki se tiraba en su cama esperándolo, y Mahiru se detuvo antes de cerrar la puerta.

—Sakuya... ¿Podrías despertar a Kuro? no es bueno que duerma tanto.

Watanuki arrugo el ceño cuando Mahiru cerró la puerta dando por aceptado su petición. Sakuya miró al único que seguía durmiendo a pesar que en el cuarto la temperatura comenzaba a subir poco a poco, y sin ganas de nada, le lanzo una almohada que reboto en la cabeza de Kuro.

— ¡Es inútil Mahiru! ¡El tipo esta en un coma profundo!... quizás solo deberíamos dejarlo y que se cocine lentamente - susurro lo ultimo hastiado.

Shirota soltó una pequeña risa mientras secaba su rostro con una toalla.

Se había relajado y despejado sus tormentosos pensamientos con relación a la noche anterior. El agua le enfrió la cabeza, y con ellos las ideas de cómo mirar más tranquilo a Kuro llegaron.

Simplemente dejaría ese momento en el olvido.

Se cambio la ropa con algo de rapidez y salió al encuentro de Sakuya y ver si Kuro ya estaba despierto al menos.

—¿Sakuya?

El de cabellos verdes espero unos segundos antes de dirigir su mirada al castaño, y simplemente bajo sus manos ocultando la obvia almohada en su espalda y alzar los hombros desinteresado.

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