Capítulo XX Memorias

3.5K 395 241
                                    

"Beso..."

Esa suave caricia en sus labios. Shirota se preguntaba, ¿por qué seguía el ritmo perezoso en ellos?

Abriendo sus labios, y ladeando el rostro solo para permitirse que el pequeño escalofrió en su columna siguiera extendiéndose por su cuerpo. Haciendo bailar sus bocas en un suave e íntimo contacto.

"¿Por qué..."

Su corazón ya no lo sentía latir simplemente en su pecho. Las palpitaciones aceleradas lograba sentirlas incluso en su dedos, pulsando con descontrolada vigorosidad.

"estoy... besando a Kuro?"

¿Quien había iniciado aquel contacto? y, ¿Cuánto tiempo llevaban en ello?

Porque en algún momento, Mahiru había cerrado los ojos, y el fuego en su interior se estaba desbordando en jadeos que difícilmente lograba contener. Sus manos temblorosas -que dejaron caer el helado sobre su ropa- agarraron sin fuerza las de Kuro. Contradiciéndose al querer alejarlo, y a la vez, atrayéndolo y seguir con ese roce.

Solo cuando la lengua perezoso y caliente de Kuro rozo la suya, Shirota comprendió.

¡Estaban en un lugar público besándose como si el mundo se fuera a extinguir en cosa de segundos!

Shirota se aparto abruptamente mirando al chico frente a él como si fuera el mismo demonio. Llevándose una mano a su boca para apaciguar el nerviosismo y pavor en donde la pasión de hace segundos se había descontrolado.

"Besé a Kuro..."

Y sus pensamientos se bloquearon en vergüenza. El espanto en su sistema le estaba ganando terreno y el juicio de su acción lo dejo en el olvido.

El toque en su hombro fue lo que necesitó para aislar sus pensamientos de las acciones de su cuerpo.

— ¡Mahiru!

Y sentía como si de tambores estaban incrustados en sus oídos por el fuerte bombeo en ellos. Quizás era el sonido de su corazón que se le saldría por la boca. Su garganta ardía, y no lograba encontrar el ritmo de su respiración. Se estaba ahogando en jadeos. Su cabeza latía dolorosamente, martillando de un extremo a otro de su sien. Casi como los síntomas iníciales a un resfriado.

Su mano derecha ardía con un leve escozor.

Ese pequeño dolor trajo a Mahiru a enfocarse en su entorno.

Había corrido. Había huido cuando las ganas de alejarse le golpearon mas en sus piernas que en su mente. Simplemente había abandonado a Kuro con la palabra en la boca y su mano estirada.

Ahora estaba cruzando la calle preocupándose mas por llegar a la cabaña, y su mano ardía al casi tropezar por sus mismos pies. La había usado de apoyo para no estampar su rostro en el pavimento.

Sólo cuando el correr se volvió difícil, fue que se detuvo en la arena ardiente y se dejo caer. El suelo abrazador le estaba lastimando las piernas. El calor en su rostro le molestaba. El temblor en sus manos le pesaba.

Las lágrimas que bordeaban sus ojos era desagradable.

¿Por qué lloraba?

No sabía. No comprendía por qué estaba reaccionando tan patéticamente a un suceso que tal vez anhelaba.

— ¿Mahiru?

Shirota oculto el rostro entre sus manos. Los suaves pasos en la arena Sakuya se acercaba a su lado.

— ¿Que te pasó?... ¿Por qué lloras?

Watanuki lo observo, y aunque Mahiru temblaba y sollozaba, no veía heridas y su ropa parecía estar intacta, a excepción por una mancha en su camisa. Con cuidado y delicadeza, tomo una de las manos de Shirota y trato de levantarlo.

SUMMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora