Capítulo XII Un latido

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Una refrescante brisa le sacudió los cabellos. Bajo ese insoportable sol y ese aroma a sal en el ambiente. Kuro cerró los ojos. Llevaba un minuto que se bajó del bus, y ya podía decir que no soportaba aquello. La cantidad de gente que los rodeaba lo sofocaba cada vez más, haciendo intolerable el sudor que ya comenzaba a recorrer su sien.

Se acercó a Mahiru y sin verlo, le paso su mochila que la dejo olvidada en el asiento.

— Ah... gracias Kuro.

Estaban todos los chicos observando con cierta alegría y entusiasmo aquellas cálidas aguas y esas calientes arenas. Todos emocionados y listos para correr y lanzarse al mar. Todos, menos él. Kuro solo quería un lugar con sombra y refrescarte con algún helado. Fantaseo soñador con un pote de su helado favorito entre sus dedos.

— El clima esta perfecto, dejaremos las maletas en las habitaciones y nos reuniremos en la arena.

Kuro arrugo la nariz. Esperaba al menos estar bajo alguna sombrilla.

Todos se giraron mirando a Mikuni, y detrás de éste el enorme edificio que se alzaba. Era un hotel, parecía algo costoso y refinado. No poseía el aire para hospedar a tantos adolescentes revoltosos.

— Hermoso, ¿cierto?

Todos asintieron mirando esas pulcras y cristalinas ventanas reflejando el horizonte.

— ¡Bien! crucemos la calle que nuestra cabaña están del otro lado.

Y Mikuni soltó una carcajada mientras se hacía espacio entre los chicos dejando a todos con la boca abierta. ¿No se hospedarían ahí?

...

Bueno, Mikuni nunca les dijo dónde se quedarían esta vez. Pero al menos hubiera soltado la cantidad de gente que estarían en un cuarto. Porque él creyó ilusamente que serian en pareja...

Mahiru estaba en el marco de una puerta mirando con una gotita en su sien a Licht y Hyde peleándose por una cama. No comprendió cómo, pero de alguna forma su grupo que compartirían cuarto se formó casi solo.

Habían llegado a la arena y el calor traspasaba la suela de sus zapatillas, no quería imaginar cómo se sentiría solo con los pies desnudos. Y en uno de los costado de esa hermosa y gigantesca playa, estaban la corrida de enormes y pintorescas cabañas.

La que estarían usando tenía un diseño elegante y cálido. Realmente se veía acogedor construido a base de troncos de tipo artesanal. Era una cabaña de dos plantas. Habían visitado la primera donde poseía desde algo básico; como un comedor, hasta algo que quizás no usarían mucho, como una zona de estudio.

La segunda; los dormitorios. Un total de cinco con capacidad para ocho personas y dos baños en cada cuarto. Y estaban visitando la primera gran habitación cuando dos de los chicos entraron corriendo a pelearse por una cama.

Mikuni les dijo que podían ver los demás cuarto, aunque todos son iguales, y ver donde se quedarían.

— Nii-san quédate en este cuarto, en el otro estará el fastidioso de Tsubaki.

Y Mahiru arrugo el entrecejo. En el siguiente estarían Tsubaki y su compañía de fastidiosos amigos. En la siguiente, quizás las chicas. Con Mikuni no tenía idea, pero no le daba mayor importancia. Shirota prefería compartir cuarto con ellos.

— Mahiru, ¿vamos a ver el último cuarto?

El aludido se giro y se encontró con Sakuya en su espalda. Nuevamente se sorprendió por su capacidad de dejar a su amigo a un lado de sus planes. Había olvidado a Watanuki. Busco a Kuro con la mirada y éste ya entraba al cuarto mirándolo de reojo. Casi como si dijera ¿qué estas esperando para entrar?

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