Capítulo IX Abel

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Shirota se removió girando a su derecha con cuidado, todo lo silencioso que podía para no despertar a sus dos compañeros de tienda. Soltó un suspiro mientras miraba esa pared de género que conformaba su carpa, con una mano tocó sutilmente de esta sintiendo la suavidad de la tela, buscando en ella la respuesta a su insomnio.

No sabía qué hora eran, su móvil estaba en su mochila y ésta estaba a los pies de Kuro, al otro extremo de su carpa. Cerró sus ojos, y en su mente volvía la escena de hace unas horas.

— Shirota Mahiru... ¿Verdad o reto?

El que Tsubaki lo estuviera eligiendo a él era terriblemente molesto, y malo supuso. Mas si el chico tenía una mirada afilada, retándolo a elegir, y diciéndole con ella que con cualquiera que escogiera iba a perder.

Sopesando un segundo, si escogía reto más que seguro Tsubaki se vengaría de alguna forma con él, haciéndole algo físico quizás. Quién sabe, el tipo podría pedirle que se cortarse las venas. Aunque claro, si llegase a tal extremo preferiría perder y ayudar en la cocina que hacer tal barbaridad.

Si escogía verdad. No estaba seguro. Tsubaki ni lo conoce, no debería saber nada de él. Además no es como si tuviera secretos que esconder. A menos que saliera con alguna pregunta vergonzosa como la que le hicieron a Misono. Eso le abochornaría, pero tampoco era tan malo.

Escoger verdad solo era decir o confirmar algo. Así que...

— Verdad — respondió.

Y en el momento de hacerlo, la sonrisa de Tsubaki se extendió de forma casi perturbable. Trago nervioso a la espera de la pregunta.

— Mhm... verdad, me pregunto qué podría preguntar.

Tsubaki se tomó su tiempo al admirar el oscuro cielo mientras pensaba inocentemente. Y Kuro no desvió la mirada de la actitud de su hermano.

— ¡Ah! ya se. Shirota Mahiru... Me preguntaba ¿Cual es el nombre de tu padre, nos podrías decir?

Sintió la mirada de todos en su persona y no supo que expresión hizo para que Misono lo viera algo preocupado. ¿Su padre? Tsubaki quería saber el nombre de él ¿Por qué razón? Lo pensó un segundo. El nombre de su padre...

La confusión lo atacó. Aquel hombre, el esposo de su fallecida madre. Aquel que en su memoria no lograba descifrar si quiera el rostro, mucho menos la actitud y personalidad de este. Aquel hombre que abandonó a su madre sin saber realmente la razón. Aquel que siquiera odiaba... o amaba.

¿Cómo... se llamaba?

— ¿Qué pasa?... ¿No nos quieres decir?

Mahiru levantó el rostro, un extraño remordimiento lo había invadido. Uno que hace años había olvidado sentir. Uno que olvidó, junto con el nombre de aquel hombre.

— No... yo no...

— ¿O tal vez no recuerdas?

Un vuelco en su corazón le hizo abrir ligeramente más los ojos. Claro que no lo recordaba. Si alguna vez su querida madre lo había mencionado, ya sencillamente con el correr de los años lo había perdido en sus memorias.

— Aquel hombre que los abandon-

— Cállate Tsubaki.

Mahiru salto en su sitio y miró sorprendido a su lado. Kuro, aunque miraba aburrido a su hermano, en sus orbes había una pisca de ira contenida, junto con el tono de su voz. Sakuya no perdió el tiempo y también le secundó llamando la atención al azabache y al segundo, el juego había terminado con varias miradas puestas en su persona. Sintiéndose incómodo entre tantos rostros desconocidos y que parecían sacar sus propias conclusiones...

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