Capítulo XXIV Adiós Campamento

3.9K 361 218
                                    

"Se va... Kuro se marchará después de graduarse"

Y se estaba conteniendo y mordiéndose los labios para no soltar quejidos que delataran como su pecho ardía. Porque un año es muy poco. Un año pasa terriblemente rápido y sin misericordia. Cuando menos se den cuenta, ese año habrá terminado, y Kuro se habrá marchado a otro gran país.

Y quién sabe por cuánto tiempo.

"No quiero... pero tampoco puedo retenerlo aquí"

¿Cuánto llevaban conociéndose? Oficialmente, nueve días. No alcanzaban a cumplir siquiera dos semanas que conoció a Kuro. ¿Con qué derecho podría decirle que dejara ese estudio y permaneciera a su lado? Ser novios de menos de veinticuatro horas... aquello era una burla de exigir.

Y Shirota bajó la mirada con resignación.

Definitivamente el destino es cruel al juntarlos. Hacerle ver a Kuro la posibilidad de encontrar a alguien, para después separarlos.

Solo eran dos almas rotas que querían a alguien en sus vidas. Mahiru quería pasar tiempo con alguien en casa. Su tío podría estar, pero el noventa por ciento de su estadía lo hacía solo en horas en el departamento, para después desaparecer por algunas semanas. Hasta meses en algunas ocasiones.

Y Kuro necesitaba de la luminosa presencia de Mahiru. Ahora que sabe que él fue ese salvador de hace años atrás sin darse cuenta. Lo requería más que nunca en su vida ahora. Su sola cercanía le llenaba de esa paz que quería y anhelaba, casi como una droga.

Mahiru respiro hondo para sacarse ese mal sabor de boca. Y recargo su cabeza en el hombro de Kuro, observando sin ganas como las palomas cerca de la laguna emprendieron vuelo cuando un perrito se les acercó.

— Sabes... —comenzó Mahiru cerrando los ojos— la verdad no te veo siendo un médico, Kuro.

Shirota sonrió con tristeza. Porque con su voz le indico a Kuro que estaba bien. Que no le exigía nada. Que no le exigía quedarse. Su timbre de voz rozando lo burlesco para mostrarle que esperaría... que lo intentaría.

Podrían ser cinco años, quizás siete...o tal vez más. No estaba seguro. Pero pensando positivo, Kuro podría visitarlo en las vacaciones. Si es que no estaba lo suficientemente cansado como para levantarse, tomar un vuelo e ir a Japón. Estudiar medicina debe ser terriblemente agotador...

Entonces, maléficos pensamientos le inundaron. Quizás Kuro no va a tener tiempo de visitarlo.

—La verdad yo tampoco... quizás me duerma en las clases y me terminen echando de la carrera.

¿Qué estaban haciendo ambos?... ¿Por qué se decían esas palabras cuando saben que estaban por romperse?

—Entonces tu hermana se enfadara contigo... y yo también, Kuro.

Mahiru volvió a acomodarse en el hombro del chico, ocultando con ello ese pequeño e imperceptible sollozo, dejando que una gotita de lágrima se escurriera por su mejilla.

—Ella es molesta cuando se enfada, prefiero no hacerlo... en cambio tú eres lindo cuando lo haces.

Shirota se mordió los labios. Y Kuro sintió cuando la humedad en su mano no era producto del sudor.

—Ton-to.

Ese gemido lastimero fue el último aliento en Shirota. Cerró los ojos con fuerza para no verse mas patético de lo que seguramente se veía.

—Aun falta un año... —susurró Kuro para calmar de alguna forma a Mahiru— y un par de meses... creo que tres.

Mahiru intentó sonreír cuando Kuro le habló con suavidad. Pero su mandíbula la tenía tan malditamente apretada que hizo una extraña mueca, y solo fue capaz de estrechar más sus manos.

SUMMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora