• La feria

4.3K 518 502
                                    

Yuu se sentía un poco molesto, pues no entendía por qué diablos Shinya había mencionado a Mikaela

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Yuu se sentía un poco molesto, pues no entendía por qué diablos Shinya había mencionado a Mikaela. Es decir, sabía que era el mejor amigo de su padre, Urd, pero no era necesario que dijera su nombre estando en su casa. ¿Qué necesidad tenía de perturbar su llegada? Apenas habían pasado unas horas de que pisara Japón y ya tenía a ese tonto en la cabeza por culpa de su cuñado.

—¿Te sientes bien, Yuu-kun? —inquirió Yoichi al notar que su prometido no se reía en las escenas graciosas del programa que estaban viendo juntos—. ¿Quieres que veamos otra cosa?

—No, lo siento —suspiró dejando caer su cabeza sobre la del castaño, que estaba abrazado a su persona—. Solo estoy un poco cansado por el viaje.

—¿Quieres que vayamos a dormir? Y mañana puedes mostrarme tu ciudad natal.

—Creo que mañana podemos ir a una feria cercana si quieres, por ahora todo lo que voy a mostrarte será mi habitación —rió jalándolo de la mano después de haber apagado su teléfono.

El ojioliva se rió también y solo lo siguió para poder irse a dormir. Yuu lo miró sonreír y no pudo evitar besar su frente. A veces pensaba que era como un pequeño cachorro al que debía cuidar y proteger.

Aunque a veces él mismo... No, no se permitiria pensar en tal cosa. Porque no era justo ni para sí mismo ni para el castaño.

—¿Vas a decirme con qué diablos te drogaste? ¿o vamos a fingir que todo es color arcoiris y no sucede nada? —insiquirió Shiho, con cara de pocos amigos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Vas a decirme con qué diablos te drogaste? ¿o vamos a fingir que todo es color arcoiris y no sucede nada? —insiquirió Shiho, con cara de pocos amigos.

—Pero no sucede nada —rió Mikaela, agarrando una bolsa con verduras del estante y poniéndola en el carrito.

—Mikaela, fuimos al gimnasio juntos. Tú fuiste al gimnasio. El mismo tú que ni siquiera sube escaleras sin quedarse sin aliento. Y estás brillando —enumeró sin dejar de verle—. Si no me vas a decir, voy a llevarte a rastras a que te internen en un psiquiátrico.

Mikaela largó una carcajada. Shiho se quedó de piedra. Eran muy contadas las veces en que le había oído reírse con tantas ganas como esa. Definitivamente, o estaba muy drogado, o algo demasiado bueno tuvo que haberle pasado.

Entre deportes y libros [MikaYuu]Where stories live. Discover now