• El cuadro

3.3K 398 272
                                    

Cerca de una semana había transcurrido sin mayor novedad desde que habló con Mikaela y desde que Yoichi y Scarlett se toparon con Shiho

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cerca de una semana había transcurrido sin mayor novedad desde que habló con Mikaela y desde que Yoichi y Scarlett se toparon con Shiho. Todo estaba tranquilo, hasta que su padre decidió que era una buena idea darles una sorpresa.

Ninguno creyó que la sorpresa se trataría de nada más que Mikaela en la casa Hiragi, el cual era acompañado por Shiho y cargaba un enorme cuadro bien empacado en papel craft para cubrir el contenido de este.

Y es que para su pésima suerte, había sido Yuu quien le había abierto la puerta. Como era sábado, estaba despeinado, en pijama y con cara de sueño. Había ido con pasos pesados y una sensación de peligro que ignoró.

Cuando sus ojos se encontraron, no fue capaz de emitir un solo vocablo.

—Buenos días, Yuu-chan —saludó el rubio, sonriendo—. Él es Shiho Kimizuki, mi compañero. Kureto-san nos está esperando, ¿podemos pasar?

Se quedó helado, porque no esperaba verlo. Su cerebro le decía que cerrara la puerta y huyera, pero no podía hacer eso. Si lo hiciera, sería como darle a entender que él tenía un efecto en su persona y no quería eso. Así que solo logró medio hacer una reverencia con la cabeza para el pelirrosa, y despuéa se hizo a un lado para que ellos entrasen.

—Mi papá está en la sala —avisó en voz baja, queda.

—Shiho, danos un momento —pidió el rubio, entregándole el cuadro. Él asintió y se fue caminando como si conociera la casa desde antes, cosa que sí hacía. Al estar solos, Yuu se sentía muy nervioso—. ¿Sabes? No había pisado tu casa desde que te fuiste. No quise venir sabiendo que no estabas tú.

No le respondió. Sabía bien que había ido a verlo en varias ocasiones y él mismo se había negado a recibirlo o a dejarlo pasar siquiera, por lo que no tenía nada que decir sobre ello.

—¿Pensaste en lo que te dije la última vez? —preguntó de la nada.

—¿Qué iba a pensar? Estoy comprometido —le dijo, cruzándose de brazos y evitando mirarlo.

—Me refería a la disculpa —rió él, haciéndole sentir avergonzado—. No espero conquistarte si ni siquiera aceptas mi disculpa, o sino, ¿cómo podríamos volver a hablarnos con normalidad?

No le contestó, en su lugar, comenzó a caminar hacia el interior de la casa, cosa que Mikaela no le permitió al acercarse a él y jalarlo para acorralarlo contra la pared del recibidor. Yuu se había puesto tan rojo y su corazón latía con tal prisa que tuvo miedo de que pudiera escucharlo. Instintivamente puso sus manos en su pecho para evitar que se acercara más.

—No mentía cuando dije que estoy enamorado de ti —susurró cerca de su nariz. No fue capaz de abrir los ojos, porque sabía que estaba muy cerca. Sus brazos habían perdido la fuerza y no pudo quitarlo—. Mucho menos cuando dije que iba a pelear por ti.

—Y-Ya veo, ahora quítate —pidió sin verle.

Hubo un instante de silencio, el cual Yuu aprovechó para abrir despacio sus ojos, pensando que ya se había quitado, pero se topó con el rostro de Mikaela solo a centímetros del suyo. Podía sentir su respiración sobre sus labios.

Entre deportes y libros [MikaYuu]Where stories live. Discover now