• La fiesta

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Aproximadamente un mes después, las investigaciones con respecto al incendio de la exposición de Mikaela continuaban, y las preparaciones para la boda de Guren y Shinya estaban completas, por lo que la ceremonia estaba sucediendo

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Aproximadamente un mes después, las investigaciones con respecto al incendio de la exposición de Mikaela continuaban, y las preparaciones para la boda de Guren y Shinya estaban completas, por lo que la ceremonia estaba sucediendo.

Todos sus amigos estaban presentes, incluso sus tías y tío, Mahiru, Shinoa y Seishirou habían viajado para asistir y la iglesia estaba hermosamente decorada. El ambiente estaba repleto de emoción e impaciencia.

—¡Ya viene el novio! —exclamó alguien fuera de la iglesia.

La melodía nupcial comenzó lentamente, y Kureto le abrió la puerta a Shinya para bajarse del auto. Le ofreció su brazo para caminar con él hasta el altar.

—¿Estas seguro de casarte con ese baboso, Shinya? —le preguntó.

—Claro que sí, yo sé que Guren es el indicado para mí —rió.

El de cejas pobladas suspiró sin más y dejó que su yerno se afianzara de su brazo a la vez que le entregaba un ramo de orquídeas. El albino estaba sonriente y totalmente nervioso.

Las puertas de la iglesia se abrieron para dejar ver a las personas que aguardaban en su interior, las cuales se giraron para ver a Shinya entrando. Parecía brillar mientras caminaba por el pasillo y lucía un traje blanco con cola y boleros, simulando una falda. Incluso tenía un velo.

Por su parte, Guren vestía un traje negro, lo que hacía resaltar sus cabellos y la luz que irrumpía por el tragaluz resaltaba el color de sus ojos color amatista. Tenía su mirada fija en su pareja, esperando por él como si flotara en una nube.

Cuando su padre se lo entregó, no pudo evitar sonreírle a la vez que tomaba su mano.

—Te ves muy hermoso, Shinya —susurró mirándole embelesado.

—Me alegra que te guste, pensé que ibas a enojarte porque es algo extravagante —dijo susurrando de igual forma.

—Claro que no, tonto —se burló, y aprovechando que el sacerdote estaba distraído, le agarró suavemente el trasero a su prometido—. Tú me enloqueces, sin importar qué clase de traje estés usando.

Shinya se sintió tan feliz, que casi se lanzó sobre Guren para besarlo, pero dado que no pudo hacerlo, simplemente quitó su mano de su trasero para tomarla entre las suyas.

—Estamos aquí reunidos para unir a estos dos hombres en sagrado matrimonio —anunció el sacerdote, un hombre de unos sesenta años.

Yuu miró a su hermano desde la primera fila, se le veía sonreír genuinamente y aquello lo ponía feliz también. A su lado, tenía su padre tomando un montón de fotografías, y su otro costado, a Mikaela, que miraba a su, casi, tío, emocionado.

Por un momento, su mente divagó y se imaginó que eran ellos dos frente al altar, su corazón latió con prisa y se sonrojó. Entonces, estiró su mano y tomó la del rubio, que dio un respingo y luego sonrió.

Entre deportes y libros [MikaYuu]Where stories live. Discover now