♢ Capítulo 1. Dieciséis años.

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Me llamo Anna West y el día al que más le temía, ha llegado. Hoy, 29 de Diciembre, cumplo 16 años.

Vivo con mi madre Anastasia y mi hermana de 8 años Grace West en Javidy, un lugar del que nadie ha escuchado y por ello, nadie puede ayudarnos.

Nuestro pequeño país ha sido sometido a una terrible dictadura. Desde hace 9 años, todos los jóvenes que cumplan 16 años estarán obligados a enfrentar sus más horribles miedos y pesadillas para poder salvar, sólo por un tiempo determinado, a las personas que aman. De lo contrario, serán esclavizados e incluso vendidos a antiguos ganadores como peones de guerra.

Así que aquí estoy, con un amargo nudo en la garganta, mirandome en el espejo, llorando y deseando no cumplir 16.

- Anna- dijo mi madre asomándose por la puerta.

No respondí. Quería estar tranquila por un momento, porque a partir de ahora nada será como antes.

- Anna, respóndeme, hija.- suplicó.

- ¿Qué quieres que te diga, madre?- pregunté- Ambas sabemos qué sucederá.

Mi madre no dijo ni una sola palabra, sólo me miraba y yo la miraba a ella.

- Debes arreglarte.- dijo al fin y salió de mi habitación.

Me bañé y me coloqué el famoso "uniforme" para presentarme en el odioso banquete que organizan para los "nuevos guerreros de familia". Dicho uniforme consistía en un elegante vestido azul marino que llegaba cinco dedos por debajo de las rodillas y unas balerinas de color negro. Amarré mi cabello en una cola de caballo alta y salí de mi habitación. Nada de maquillaje, nada de perfumes o colonias, nada de nada. No me nace y mucho menos me interesa arreglarme demasiado para este horroso evento.

Mi madre me recibió en la sala. Al verme, sus ojos se lagrimearon y corrió a abrazarme.

- Te quiero, Anna. Por favor, hija, nunca lo olvides.

Aunque estaba molesta con ella, sabía que no la vería por mucho tiempo, quizás simplemente no la vuela a ver.

- Yo tambien te quiero, mamá- correspondí a su abrazo.

- Cuídate mucho.

- Lo haré. Ganaré por ustedes.

- No quiero que te vayas- dijo mi hermana abrazandose a mis rodillas.

- Nena, tengo que irme.- le dije arrodillandome para estar a su altura- Pero, ¿sabes una cosa?- le pregunté. Ella negó con su cabeza- Me voy tranquila porque sé que hay una valiente guerrerita cuidando de la casa.- ella sonrió y su sonrisa me destruyó. Las extrañaría demasiado y el simple pensamiento de creer que es posible que no las volviera a ver me lastimó mucho. Mis ojos se aguaron y le di un fuerte beso en la frente.- Te quiero- le susurré.

- Yo también te quiero.

Tomé mi mochila y salí, finalmente, de mi casa. Un carro negro me esperaba afuera.

- Llegó la hora- me dije a mi misma.

El chofer abrió la puerta y subí de mala gana al coche. Iríamos a La Torre, una inmensa masión situada en la colina más alta en la capital del país. Allí se encontraba el hombre que yo más odiaba, el mandatario o presidente Phill Baker. Ese detestable hombre nos hacía luchar entre todos, sólo porque a él le daba la gana. Su excusa era que quería que su pueblo fuera fuerte tanto física como mentalmente, aunque la verdad era que estaba loco.

¿No he explicado cómo debemos luchar? Pues manipulan nuestras mentes con una dolorosa inyección y luego nos encierran en un campo de batalla. Prácticamente debemos luchar contra los demás y contra nosotros mismos, ya que son nuestros miedos.

Sólo los más valientes llegan al final. Si dejas que el temor se apodere de ti, pierdes; si confias en la persona equivicada, pierdes; si llegas a creer en una de las ilusiones creadas por tu traicionera mente, pierdes y, obviamente, si te infectan, pierdes.

Si, leiste bien, estamos amardos con unos dispositivos que al estar en contacto con la piel, te infectan indicando que has perdido la batalla.

No es necesario decir que aqui no hay amigos, aqui todos te quieren fuera y estarán dispuestos a traicionarte y apuñalarte justo cuando menos te lo esperes.

Me he preparado, lo sé, pero no puedo evitar sentir miedo. No dejo de repetirme que no debo creer en mi mente.

Lo peor de todo, es que nos han educado para tenerle miedo al mundo. Somos las presas en un mundo de depredadores.

Llegamos a La Torre y apenas puse un pie dentro, sabía que no había vuelta atrás.

Varios chicos y chicas ya habían llegado al lugar, la mayoría estaban asombrados con toda la decoración y la asombrosa estructura de La Torre, pobrecitos, aún no saben a qué han venido; otros estaban serios pues sabían a qué habían venido, igual que yo.

Yo sabía todo esto porque tuve un hermano mayor, a quien amaba con todo mi corazón y, que por culpa de este estúpido "concurso", jamás volví a ver.

Estaba analizando todo el lugar y me dio dolor observar a ciertos chicos que eran familia, tendrían que pelear contra ellos mismos.

Pasaron unos cuantos minutos cuando el sonido de un micrófono encendiéndose hizo eco en las paredes de todo el lugar. Todo el mundo dirigió su mirada al frente. Al hacerlo, me encontré con mi peor enemigo.

- ¡Bienvenidos, chicos!- dijo con la hipocresía más grande del Universo- Quiero a personas valientes y capaces de ganar. Les daré unas breves instrucciones pero antes, quiero desearles que la suerte nunca los abandone.

*****
Hello again! Sé que es algo rápido, literalmente ayer terminé mi primera historia, pero quiero comenzar a escribir esta historia antes de que se me olvide la idea. Espero que les guste.
La pronunciación del país es Yavidy.
Quizás las actualizaciones sean más lentas que en la historia anterior, los primeros días serán normales, pero como quiero hacerla un poco más larga, entonces puede que demore un poco más, ya que, lamentablemente, estoy a casi nada de empezar nuevamente clases y lo primero es lo primero.
Bueno, con esto me despido, quizás hasta más tarde.
Voten y comenten.
Besos, bye.

FearsWhere stories live. Discover now