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Lo que prometía ser una buena noche se transformó en una velada bastante tensa, por lo menos entre quienes se encontraban en la mesa. JaeBum se mantenía de brazos cruzados, mirando a los tres culpables de su mal estar, mientras que estos se mantenían callados. Mark miraba sus piernas, sumamente abochornado al recordar la paliza que recibió por meterse con algo que no era suyo. Aún estaba en su mente la reacción sus padres al verlo en tal estado, alegando que había sido asaltado para no levantar sospechas. Ni loco diría que su amigo lo había golpeado, porque en realidad fue su propia culpa y se merecía aquello.

Nadie hablaba, solo intercambiaban miradas manteniéndose sumidos en el ambiente cortante. El castaño se distrajo un poco al mirar desde lejos a JinYoung, el cual bailaba animadamente junto a su amigo tailandés mientras ambos charlaban animadamente y compartían risas. Le alegraba que él se estuviera divirtiendo.

Sus ojos viajaron detenidamente por el pelinegro y terminó de entender el porqué del acoso por parte de sus amigos. JinYoung poseía una belleza única y era perfecto por donde se lo mirase, a cualquier persona le gustaría tener a su lado a alguien así. Pero sabía que ellos tenían malos motivos, los conocía bien, y estaba seguro de que lo presumirían y utilizarían a su antojo, como si se tratara de algún accesorio costoso.

JaeBum hizo una mueca. No era diferente a ellos, puesto a que tenía motivos parecidos. Disfrutaría de JinYoung hasta el cansancio, se aprendería de memoria cada parte de su cuerpo y conocería sus debilidades para aprovecharse de ellas, terminaría encantado por sus gemidos y suplicas para luego dejarlo ir cuando ya le cansara o encontrara a alguien mejor que él.

Era una mierda de persona al igual que ellos. Pero quería ser él quien disfrutase del pelinegro, deseaba ser él quien lo hiciera sufrir.

Quien merecía ser golpeado era él por querer poseerlo para su conveniencia. Le era inevitable sucumbir a sus propios deseos. Siempre había obtenido lo que quería, todo lo que pidiese era para él.

Esto no sería la excepción.

Pero no todo quedó en un silencio incomodo e intercambio de miradas. La alegría y el buen ambiente volvieron a la mesa cuando JinYoung y BamBam regresaron con amplias sonrisas en su rostro. Fue cuestión de tiempo para que contagiasen a los demás con sus buenos ánimos. JaeBum mantuvo al menor cerca de él, asegurándose de que así nadie se pasara de la raya con el pelinegro. No permitiría que nadie le arruinara la noche.

— ¿Estás bien? —JinYoung le susurró con dulzura al oído, haciendo que volviera a la realidad. Lo miró, encontrando sus ojos muy abiertos los cuales le miraban fijo. — Estás muy callado.

— Sí, tranquilo. —le respondió en un susurro, dándole una pequeña sonrisa para que no se preocupara. Pasó un brazo tras los hombros del menor y lo acercó hacia él, claramente marcando territorio. El chico no hizo nada, solo lo miraba.

— Sonríe un poco, ¿sí? —pidió el pelinegro en un tono amable, claramente por estar ebrio. JaeBum asintió, conmovido por lo dulce que JinYoung podía ser, aunque sea estando bajo los efectos del alcohol.

Se prendó de la conversación, que era principalmente entre BamBam y Jackson junto a otros del grupo. No pudo evitar reír ante la discusión de ambos de sus amigos por las tendencias de moda, porque había que destacar que el tailandés era un fiel seguidor de ella mientras que el chino era un cero a la izquierda con respecto al tema.

JinYoung supo desenvolverse bastante bien, no tan solo por estar con mayor soltura al estar borracho, sino que ya no debía lidiar con las miradas acosadoras por parte de los demás.

En algún momento de la conversación la cabeza del pelinegro terminó apoyada en el hombro de JaeBum, causando que este se descolocara un poco. Para algunos aquel gesto podía significar la nada misma, pero para el castaño era un gran avance.

— ¿Quieres bailar, hyung? —JB miró al menor, el cual le dedicaba una pequeña sonrisa y lo miraba con un brillo particular en sus ojos. No dijo nada, solo se levantó para tomarle de la mano y llevarlo a la pista, junto a las demás parejas.

Ninguno intercambió una palabra, solo se pararon allí y comenzaron a bailar al ritmo de la música. No hacía falta hablar, porque el intercambio de miradas que se daban de vez en cuando era suficiente para saber que ambos estaban bien.

El espacio comenzaba a acortarse porque más personas decidían ir a la pista, por lo que fue inevitable el terminar demasiado cerca. A JinYoung no le molestó en lo absoluto que su cuerpo o sus brazos se rozaran a los de JaeBum cada vez que se movían al bailar. No estaba en sus cinco sentidos para quejarse de ello, porque de hecho le agradaba.

— ¿Es así de divertido todas las noches? —preguntó tuvo que estar pegado al castaño por falta de espacio.

— Si no lo fuera no estaría de fiesta cada noche. —respondió con una sonrisa, la cual fue inmediatamente correspondida por el pelinegro. Ah, su sonrisa también era muy bonita.

— Es genial... Me gusta.

Ninguno de los dos tuvo percepción del tiempo en que estuvieron bailando, pegado al otro e intercambiando miradas y risas con cierta complicidad. Solo salieron de su burbuja cuando BamBam apareció, avisándoles que eran cerca de las cinco de la mañana y todos se irían.

JinYoung se sujetó del brazo de JaeBum, manteniéndose cerca para no perderse en la multitud de cuerpos sudorosos que se encontraban en la pista. Salieron de allí para hacer lo mismo del club, quedándose afuera un rato para seguir platicando mientras fumaban cigarrillos.

El pelinegro se negó cuando le ofrecieron uno y solo miró a los demás fumar, dejando que el mayor le rodeara la cintura una vez más. No hacía falta tanto tacto pero no le incomodaba, en cambio le causaba seguridad porque el castaño era el único en que podía confiar de todos los que allí estaban.

Por un momento se olvidó del patán que era JaeBum mientras se apegaba a él para combatir el frío de la madrugada.

  

Lo sé, han pasado décadas para que haya llegado este momento. Sé que me quieren matar pero tengo un motivo.

Estuve de gira de estudios so no tenía el tiempo para actualizar. Cuando volví tampoco tenía la cabeza y la inspiración, pero ¡Ta-da!

Se me iluminó la ampolleta y aquí estamos. Perdón por la demora, que les quiero. 

Ruta De Escape ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora