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— ¿Con quién hablas tanto, JinYoung? —la pregunta de la señora Ayaka desvió su atención de su celular.

— Con nadie importante. —mintió de inmediato. Claro que hablaba con alguien importante, Im JaeBum lo era. Han hablado a través de mensajes durante días, en los cuales el castaño se le ha insinuado hasta por los codos. Antes podría haberle molestado, inclusive asqueado, detalle que ahora no era muy diferente. Pero debía continuar con su plan y seguirle el juego era gran parte de él.

— La sonrisa de bobo que traías hace cinco minutos no decía lo mismo. — ¿sonrisa de bobo? Pero si era de diversión, porque le causaba tanta gracia que JaeBum tratara de usar todos sus dotes para conquistarlo, diciéndole palabras que ni él sabía que existían. Si supiera que no era necesario.

JinYoung negó con la cabeza, tratando de no sonreír para no delatarse. No quería interrogatorios incómodos, porque conocía bien a la señora Ayaka. La mujer era un pan de Dios, poseedora de las mejores actitudes, pero era una chismosa de primera. Y bastante observadora. Una combinación que podría ser peligrosa para él si no andaba con cuidado. No podía confiar en nadie a ahora, debía estar solo si quería que su plan diera resultado.

Ahora estaba en camino a otra reunión. Nuevamente debía transformarse en el encantador Park JinYoung, el favorito de los ricachones, el ejemplo a seguir. Todos pensaban que disfrutaba estar rodeado de ellos, cuando en realidad los aborrecía. Pero ese era su trabajo, acompañar a su señora a todas sus reuniones.

Por lo menos tenía su celular para entretenerse un poco.

[...]

Pensó que estaría libre a la noche y podría dormir un poco, pero sus planes cambiaron luego de la cena, momento en que la señora Ayaka le avisó que debían a una última reunión. Quiso rehusarse y encerrarse en su habitación, pero no podía, no estaba en el derecho. Sin decir nada fue a su habitación para darse un baño y cambiarse de ropa, debía estar presentable aunque no tenía idea a donde irían esta noche.

— ¿Hacia dónde vamos? —preguntó en la limosina, mirando el paisaje nocturno.

— A un lugar. —respondió sin interés la mujer japonesa. JinYoung la miró de inmediato, sin entender por qué el misterio. — No importa hacia donde vayamos. Hay que cumplir, ¿verdad?

El pelinegro asintió de mala gana, sin mencionar nada más. No comprendía porque se quedaba tan callada, pero no quiso insistir.

Miró el oscuro paisaje, sin reconocer bien hacia donde iba. Maldecía que todo estuviera tan oscuro, pero sólo le quedaba llegar a la casa para saber de quiénes se trataba. Pero ni siquiera cuando estuvo frente a la gigantesca mansión pudo reconocerla.

El bicho de la curiosidad era mucho más grande y sin dudarlo, sujetando el brazo de su señora, entró. No pudo reconocer el interior en ningún espacio de su memoria, así que concluyó que era la primera vez que venía.

— ¡Buenas noches! —les saludó alguien mientras la señora Ayaka colgaba su larga casaca de piel de animal sintética —la mujer estaba en contra del maltrato animal en cualquiera de sus formas—, haciendo que ella y JinYoung voltearan. El señor Im se acercó con una amplia sonrisa. — Me alegra volver a verlos.

El pelinegro volteó de inmediato a ver a la señora Ayaka, la cual solo alzó lo hombros como si no supiera. JinYoung siguió a ambos mayores.

— ¿Por qué no me dijo que veníamos a la casa de los Im? —le susurró a la japonesa al oído.

— Si te lo decía armarías un escándalo y andarías con un humor de perros. —respondió para volver su atención a lo que el señor Im le decía.

JinYoung se mantuvo tras de ellos, mirando a su alrededor. Había una posibilidad de que el castaño estuviera allí y aquello sería más que perfecto para mejorarle la noche. Lo buscó con la mirada por varios minutos, sin encontrarlo, ni siquiera cuando fue a saludar a la señora Im habían rastros de JaeBum.

Quería preguntar por el mayor, pero no quería mostrarse interesado e él. De hecho, debería estar tranquilo, menos horas donde debía fingir que realmente JB le interesaba. Cuando uno de los garzones se acercó a su dirección con copas de vino blanco tomó una enseguida, dándole las gracias para beber un sorbo.

De repente su celular vibró dentro del bolsillo de sus pantalones. Sin pensarlo lo sacó y desbloqueó la pantalla.

JaeBum

"Sal, estoy esperándote en el jardín."

Miró de inmediato las grandes puertas que daban acceso al jardín, las cuales estaban cerradas. ¿Cómo supo...? Dejó la copa en la mesa más cercana y fue a paso rápido a las puertas, abriendo una con lentitud para no llamar la atención y salió al jardín. Las luces se encendieron y le dieron una mejor visión del jardín. Verde, rosado, lila, amarillo y blanco por todas partes. Era un jardín hermoso. Fue entonces que recordó porque estaba afuera y comenzó a mirar hacia los lados, buscando al castaño.

— ¡JaeBum! —lo llamó, esperando a que apareciera en cualquier lugar. Pero no lo veía. — ¿JaeBum?

— Aquí. —dijo a lo lejos, saliendo detrás de un gran arbusto. JinYoung se acercó sin dudarlo. — Vamos.

— ¿A dónde? —preguntó de inmediato, deteniéndose frente suyo.

— Caminemos un rato, ¿o prefieres volver? —el pelinegro quedó en silencio, compartiendo miradas con el castaño. Conocía esa mirada tan intensa, insinuante. Miró hacia atrás, observando la puerta. Volvió a mirarlo, sin decir nada. — Lo suponía. Vamos, entonces.

JinYoung esperó a que JaeBum avanzara para seguirle. El menor sabía que el estar solos le permitiría avanzar con su plan pero aún tenía el limitante de que le incomodaba las extremas cercanías de JB. Pero debía soportarlo.

Ruta De Escape ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora