C a t o r c e

5K 405 252
                                    

Noviembre 08, 2017.

R A C H E L P R I C E.

—Rachel, tenemos que hablar.

Me aplasto en mi sillón. Frente a ella. Me observa con inquietud, pero con fuerza.

—¿No es graciosa la forma en la que eso suena como si fuéramos pareja?

Algunas gotas de mi cabello húmedo aún caen por mi espalda.

—Hablo en serio, Rae.

—Bien —suspiro—, ¿comenzamos contigo o conmigo?

—Eso si suena gracioso —acota ella y yo asiento.

Hace algunos años yo ni siquiera entraba en la ecuación.

Apoyo mis codos sobre mis muslos.

—¿Ocurrió algo contigo y Derek?

Sus ojos se abren y ahí obtengo mi respuesta.

—¿Cómo es que sabes eso? —rápidamente se replantea—, pero no, no ocurrió nada. Llegó y trató de coquetearme.

—¿Y luego?

—Lo de siempre, Rachel.

Frunzo los labios. No sé qué actitud tomar.

—Una parte de mí se alegra y la otra se entristece. Él no es el indicado pero aún así me gustaría recibir noticias tuyas sobre una cita, Mel.

—No creo que eso llegue a pasar, Rachel.

—Melanie, ¿recuerdas cuándo llegaste? Apenas si hablabas, y ahora ¡mírate! —extiendo mis manos—, nunca olvidaré aquella niña rubia que llegó a unas casas de la mía. Parecía como si todos la quisiesen atacar, aunque no fuera el caso. Recuerdo hablar con Brent sobre cómo debía hablarte sin que huyeras corriendo —río.

Una sonrisa de boca cerrada, llena de un puro sentimiento, adorna su rostro.

—Mel, de verdad, no sabes cuánto me alegro de que hayas podido enfrentar todo lo que has vivido, pero también esto, Mel, algún día tenía que llegar el momento y ese momento es ahora.

Sus ojos se han vuelto tristes y las lágrimas aguardan en ellos.

—No quiero a nadie más, Rachel.

Llego hasta ella y la abrazo, ella solloza apoyándose en mi pecho.

—Lo sé, pequeña. Sé que no lo conocí, pero puedo apostar a que James lo hubiese querido así, ¿no es cierto?

Eso sólo provoca que su llanto aumente, paso mi mano por su espalda.

—Mel...

Se separa de mi, pasa su antebrazo por su rostro y luego traga saliva.

—Yo... lo sé, él sin duda lo hubiese querido así. Pero yo... —su frustración es notable cuando pasa sus palmas por su cara, exasperada—, no me siento preparada. No sé qué diablos estoy esperando, sólo sé que espero algo.

Le sonrío, tratando de no sonar demasiado dura—. Lo entiendo, Mel. Sólo que... lo sabes, no estamos en un mundo dónde podamos darnos el lujo de esperar. Sea lo que sea.

Ella asiente, lo entiende a la perfección. Lo sabe mejor que nadie.

No quiero presionarla más, porque a pesar de haber pasado sólo unos minutos, ella luce agotada.

—¿Qué quieres saber? —accedo.

—¿Qué... demonios ocurrió con ustedes para ponerte así?

Mi mirada cae y mis ojos vagan por la habitación.

—Temo que no tengo una respuesta a eso. No tengo idea de qué sucedió.

—Bien, lo diré de otra forma: ¿porqué terminaron lo que sea que había entre ustedes dos?

—Es una respuesta difícil. Él... no, yo estaba preocupada por él, no había estado actuando de lo más normal. Llegó una noche al roast y como no podía salir, llamé a Brent para que lo siguiera. Yo... creo que se molestó por ello.

—¿Puedes culparlo?

—Quizá un poco —me encojo de hombros—, ese no es el punto. Él dijo algunas cosas —respiro profundo—, por mi mente sólo pasaba él, Mel. Me recordó tanto a él.

—Pero, yo te vi ese día Rachel. Estabas bien, al menos así parecía.

—Lo estaba, tú lo has dicho. Lo de Eiden pasó dos días antes.

Se queda por un momento perpleja.

—¿Entonces qué pasó el viernes, Rachel?

Si la que está frente a mi, no fuera Mel, sin duda no lo diría. Pero ella conoce la historia.

—Escuché su voz.

—Demonios.

—Exacto —río sin gracia—, llamé al abuelo y unos minutos después estaba escuchando su voz. Y fue... como si me estuviera estrellando contra algo.

—Rachel, ¿porqué no me llamaste? Hubiese venido en seguida.

—Lo sé, rubia. Todo transcurrió demasiado rápido, sabes que no tengo mucho control sobre esa situación.

—Pero, ¿te sientes bien ahora mismo?

Lo pienso un momento.

—Me siento como si me hubiesen atropellado y hubiese salido viva.

—¿Qué rayos significa eso, Rachel?

Sonrío, y ésta vez es sincera.

—Significa que me siento increíblemente genial, Melanie.

¿Quieres ser mía?Where stories live. Discover now