«Algunas noches, cuando pienso en el pasado y revivo los momentos más caóticos de nuestras vidas, mi mente aún se encuentra indecisa sobre si el destino quería hacernos caer para poder sostener mutuamente nuestras partes rotas. Porque, si no era así...
Vi una sonrisa aparecer en sus labios. Era apenas perceptible. Su cuerpo se veía relajado y todo en ella era una contradicción a las lágrimas que corrían por su rostro.
¿Qué había pasado allá dentro?
Había llegado al mismo tiempo que su abuelo, a quien a penas alcancé a saludar pues inmediatamente fue corriendo al escuchar los gritos.
Y estaba tentándome qué tal mal podrían ponerse las cosas si entraba en la casa de un extraño. Quizás una orden de alejamiento, o una noche en prisión, pero no fue necesario porque ella salió mientras tenía estos pensamientos.
Así que estaba por acercarme a ella, cuando me detuve al percatarme de que se encontraba estática.
Pero en menos de un segundo —como suelen suceder las cosas en el mundo—, su cuerpo se desplomó.
Quisiera decir que cayó en mis brazos antes de caer, pero esa clase de cosas no sucedían dos veces y mucho menos ocurrían si permanecía a algunos metros de distancia.
Pero no cayó al piso.
Los brazos de un hombre la sostuvieron. Tampoco me escandalice por aquello, pues mientras me acercaba pude notar la similitud entre ellos dos. Pero si me apresuré a llegar.
Éste se veía perdido. Creo que ni él mismo sabía que estaba haciendo.
Sus ojos se encontraron con los míos y ahí supe quien estaba frente a mi: su padre.
Aquellos ojos eran idénticos.
¿Qué clase de drama había aquí?
Éste me miro alarmado y apenas llegué, dejó a Rachel en mis brazos antes de regresar a la casa.
Lo miré extrañado hasta que un quejido hizo regresar mi atención a Rachel.
Inmediatamente la inspeccioné con la mirada y traté de no preocuparme demasiado, pues Melanie me había explicado anteriormente.
—Rachel, ¿estás bien? —pregunté tan pronto sus ojos se enfocaron.
Ella me dió una sonrisa de labios cerrados más grande de la habitual, y eso sólo logró confundirme más de la cuenta.
¿Qué había pasado?
—Perfectamente.
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