V e i n t i u n o

3.6K 299 120
                                    

Diciembre 10, 2017.

R A C H E L   P R I C E.

Mi cabeza se siente fría. Helada.

Yo me siento fría. Congelada.

Mi cuerpo se siente lleno de tensión. Cada músculo de mi cuerpo parecen dolerme.
Llevo una mano a mi cabeza en busca de apaciguar el dolor que me ha atacado de repente.

Un pitido arrasador inunda mis oídos tan pronto abro los ojos y la luz me cala directamente en las pupilas, dejo caer mi cabeza hacia atrás debilitada.

Me quedo así. Sin pensar en nada. Sólo esperando a que el dolor se vaya, inhalo profundamente cuando al fin el sonido dentro de mi cabeza se va y me siento capaz de respirar con tranquilidad.

Pasan minutos, o eso creo al menos. Me rehuso a abrir los ojos de nuevo y me siento incapaz de levantarme al menos en una hora más.

Me alarmaría si no supiera dónde estoy, pero puedo reconocer mis propias sábanas.

Alcanzo a oír la voz de Melanie y de Eiden hablando sobre algo que no alcanzo a distinguir hasta que se acerca a la habitación.

—Ella está bien, Eiden. Te lo he dicho, sólo necesita descansar —si ella lo dice, debo creerle—, así que ni se te ocurra dejar que se mueva de aquí, ¿entiendes?

—Pero ¿estás segura qué está bien?, ¿no deberíamos llamar a algún doctor? —su voz suena preocupada.

—¿Desconfías en mi capacidad como futura doctora? —él no contesta—, ¿sabes qué? No digas nada. Pero ella estará bien.

Él suelta un bufido, incrédulo.
Y evito mis ganas de reír, porque si, eso puede pasar las primeras veces con Mel.

—Confía en mi, llevo más tiempo aquí que tú. Ella lo hace, ¿verdad que si Rae? —claramente me lo dice a mi, porque si, creo que sabe que estoy despierta.

»Tengo que irme. Pero Eiden, me alegro que estés con ella, de verdad.

Ésta vez si escucho la puerta del apartamento cerrarse y pronto Eiden se encuentra a mi lado sosteniendo mis mejillas.

—¿Estás despierta?

—Hace algunos minutos —mi voz suena un poco ronca y aún me rehuso a abrir los ojos.

—¿Porqué no abres los ojos?, ¿te sientes mal?, ¿te duele algo?

—Hey —lo corto—, es sólo la luz.

—Oh si si, espera —oigo la cama rechinar cuando su peso se va. También oigo el sonido del aparador. Regresa conmigo y toma mi mano—. Listo.

Abro lentamente uno y cuando ésta vez no me recibo con dolor, abro el otro. Enfoco mis ojos en los suyos y le regalo una ligera sonrisa de labios cerrados a lo que él exhala aire pesadamente en señal de alivio.

—Diablos Rachel, me asustaste.

Suelta una risita—. Perdóname, la estábamos pasando bien.

—Hey, no te preocupes por eso, ¿estás bien?, ¿estás segura que te sientes bien?

—Lo hago, sólo que no me verás pararme de aquí en un rato.

¿Quieres ser mía?Where stories live. Discover now