Alec vs. Alexander.

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Yeiii, un tercer capítulo antes de irme yo a dormir (o sea aún es hoy para mí aunque sean las tres de la mañana), este es uno de los que más me gustan, junto con el 10, el 18 y una escena de, creo que es el capítulo 15. Qué lo disfruten.

La advertencia de la autora aquí es: angustia dolorosa (angst)

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Magnus miró alrededor del pub varias veces, esperando que Alec solo se estuviera escondiendo de él,

Pero no.

No fue. Y Magnus no podía ocultar la completa decepción que sintió cuando aceptó el hecho de que Alec no estaba tan interesado en él como él lo estaba en Alec.

A las 7 p.m. Magnus caminó hacia la puerta y le dio vuelta al letrero colgando en ella,

Cerrado

Justo cuando se dio la vuelta, escuchó un ligero golpeteo en el vidrio y se dio de nuevo la vuelta, con una sonrisa formándose en los labios al ver esos familiares ojos verdes a través del cristal,

Hey, formó Alec con sus labios sin hacer ningún sonido.

Magnus se cruzó de brazos y Alec se rió mientras rodaba los ojos,

–¿Vas a dejarme entrar o nah? –gritó, el sonido siendo ligeramente acallado por el vidrio.

Magnus sonrió, luego negó con la cabeza y dio un paso adelante, abriendo su boca y respirando contra el cristal, luego usó su dedo para escribir en el parche de aire.

Llegas tarde, vete a casa.

Alec frunció las cejas.

–Por favor –hizo un puchero.

La sonrisa de Magnus se hizo más grande y negó con la cabeza, antes de poner su mano plana en el vidrio,

Alec dio un paso adelante y puso su mano en el otro lado,

Magnus miró sus manos, se esperaría que la mano de Alec fuera tibia, pero con el vidrio separándolos, él solo sintió frío,

Alec deslizó su mano hacia abajo luego metió las manos en los bolsillos, apartando la mirada,

Se veía dolido, molesto, desesperado.

Magnus ladeó su cabeza y golpeó la uña de su dedo índice contra el cristal una vez,

Y Alec alzó la mirada,

Magnus presionó un beso contra el vidrio antes de quitarle el seguro a la puerta y abrirla.

–Aún estoy enojado contigo pero no quiero encargarme de un Alec enfermo –abrió más la puerta y Alec entró.

–Lo siento, estaba algo ocupado –murmuró.

–Ven, vamos a buscarte algo caliente para tomar.

Magnus terminó haciéndole a Alec un cappuccino caliente que el otro encontró absolutamente delicioso.

–Entonces, ¿por qué estás cerrando a las 7? –Preguntó–. Normalmente cierras a las 8, ¿verdad?

Magnus asintió.

–No estabas aquí –comenzó–. Y para serte franco, estaba un poco asustado.

Alec tomó un sorbo de su bebida.

–De...

–Tú sabes... –Magnus se mordió el labio–. Me pone triste que alguien pueda quitar una vida tan inocente, es decir, ¿por qué? ¿Qué clase de placer se puede sacar de actos tan sádicos y crueles? –habló con furia, por entre sus dientes.

Amor asesino: un secreto de muerte (Malec)Where stories live. Discover now