La guarida del asesino.

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Otro cap! Dios, ya me quedan un día y un poquito, no creo que alcance pero hay un punto al que sí quiero llegar, vamos a ver si puedo. Edith me dijo que había subido dos frases a Malec Fanfic, las acabo de ver! Gracias, es genial; yo sigo la página y me encanta.

Disfruten, el próximo capítulo tiene una de mis escenas favoritas de todo el fic (no es la zukis). Vamos a ver si alcanzo.

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–Bebé. Bebé –susurró Alec–. Mira a la diana.

Magnus hizo un puchero.

–Esto es muy difícil –murmuró.

–No lo será después de algunos intentos –Alec pasó su nariz por el cuello de Magnus y él hizo un suave sonido de aprobación, cerrando sus ojos.

–Solo abre tus ojos y concéntrate –susurró Alec–. Por favor, Mags.

Magnus inhaló profundamente y abrió sus ojos, enderezando su espalda.

Alec insistió en que pusieran una diana para el entrenamiento de Magnus.

También insistió en que Magnus usara la daga que él le compró,

–Alexander –chilló Magnus, cerrando sus ojos mientras a ciegas tiraba la daga y se daba la vuelta para enterrar su rostro en el pecho de Alec.

Alec jadeó con sorpresa.

–¡Magnus Bane! –Gritó–. ¡Qué te he dicho sobre lanzar cuchillos con tus ojos cerrados!

Magnus lo miró. –Se ve muy caro para ser lanzado a una diana barata, no quiero romper ninguno de los rubíes.

Alec se rió suavemente.

–Simplemene te compro uno nuevo –besó la sien de Magnus.

Magnus rodó sus ojos.

–Solo estás presumiendo sobre lo rico que eres.

Alec soltó una risita y acercó sus labios el cuello de Magnus, besando la delicada piel suavemente.

Magnus hizo un sonido placentero.

–Bebé –susurró.

–¿Hm?

–Trae la daga, quiero intentarlo de nuevo.

Alec estaba más que contento de hacer caso.

Y por fin, Magnus logró poner la punta de la daga en vez del mango en la diana.

–Estás mejorando –Alec aplaudió desde el taburete en el que estaba sentado.

Magnus sonrió abiertamente.

–La razón por la que no soy tan bueno es porque es un khanjar, es todo doblado y raro –se cruzó de brazos.

–¿He mencionado lo adorable que te ves cuando estás tratando de defender tu orgullo? –Alec dobló su dedo indicándole que se acercara.

–Sí, lo has hecho, bastantes veces de hecho –Magnus avanzó hacia él con una sonrisa–. No me molestaría escucharlo de nuevo.

Alec lo atrajo hacia él y le dio un beso en la mejilla, luego en sus labios.

–Eres adorable –susurró.

Magnus se inclinó hacia la oreja de Alec. –Dime algo que no sepa –susurró, sus dientes rozando el borde de su oreja.

Alec cerró los ojos, dejando salir un suave susurro del nombre de Magnus.

–¿Hm? –Insistió Magnus.

Amor asesino: un secreto de muerte (Malec)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin