EL PARAÍSO DEL AMOR

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Todos sonreían al verla. Pero él lo hacía, la sentía, verdaderamente la quería. Y aunque deseaba que se fijara en él, creía que era inútil pensar en eso, solo era una ilusión más en su cabeza, tal y como pensar ver a los pandas bailar, algo que nunca llegaría a pasar, su mayor pasatiempo era verla, contemplar el cielo de sus ojos. Saber que también se llamaba así era cosa de locos. El paraíso no estaba lejos de un gran otoño, quería apoyarla en todo, decirle lo hermosa que se veía. Pero ella siempre mataba sus ilusiones con un simple " Eres un buen amigo, por eso te quiero" fingía una sonrisa de que estaba bien, cuando por dentro se rompía con cada palabra.

Junto a todas sus fuerzas logró escribir una carta con todos los sentimientos hacía ella, la sello y roció la fragancia que le gustaba, compro una rosa color violeta y pego un pétalo de la rosa en el sobre. El 14 de febrero el coloco el sobre en su casillero y espero oculto solo para ver su expresión, cuando vio que venía en camino se percató que se le había quedado la rosa en su casillero, se apresuró a buscarla mientras ella venía con una gran sonrisa en su rostro.

Al volver vio que uno de los chicos populares tenía un ramo de rosas color violeta y ella tenía el sobre en la mano, el mundo para él se terminó de derrumbar para el cuando vio que ella lo estaba abrazando y una hermosa sonrisa en su rostro. Quien iba a enamorarse de un chico, delgado, con cabello oscuro y ojos marrones, que se la pasaba leyendo y escribiendo historias que nunca leería la persona adecuada, porque todo lo que el escribía era para Cielo, y yo no soy para nada un chico popular que a ella le gustaba.

La noche era fresca, el viento soplaba y hacia que su cabellera castaña se moviera, su mirada se posaba mientras él hablaba con sus amigos entretenido. Pero siempre desviaba la mirada hacía donde ella se encontraba sentada con sus amigas, en medio del cotorreo Cielo se sentaba apoyada de sus manos con su cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados dejando que la brisa moviera su cabello hacia un lado.

Me gustaba verla sonreír, escribir en tercera persona no siempre es para mí y no puedo ocultar la emoción. Todos me llaman P. Es una costumbre tal vez. La vida en su haber es una explosión de emociones que no divisarán durante una eternidad. Aquella es la constante muestra de lealtad.

Porque el paraíso...

El paraíso solo es para quien sepa amar.

Jacotte colaboracion con A. Neil

El Delirio de un poetaWhere stories live. Discover now