LA SOMBRA DEL AYER.

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He perdido a muchas personas en mi vida. Llegaban y luego se iban. Me preguntaba lo que hice mal, pero era terrible, ya nada era igual.

Comprendí que la presión atormenta. Te obstaculiza, me aterra. El sonido de las campanas sigue su curso, no llegan a mis oídos, ya no puedo verte en ese sueño conciso.

Me omito a decir que te quiero. Sé que es estúpido, lo afronto con denuedo, solo deseo quebrar al "no puedo".

—Mátame, ten piedad.

Converso.

No quiero ver la luz todas las mañanas, ya no quiero sentir dolor por las personas que fallan.

Dejen que la oscuridad se apodere de las montañas, oblíguense a jalar el gatillo. Pero que en vez de balas salgan las esperanzas que tanto han querido...

Y sean recíprocos con sus sentimientos. Un ángel me dijo que valore cada uno de los momentos. No hablo de sensatez o prolija belleza, ambas conspiran contra nuestra esencia.

¿Quieres descubrir esta noche una verdad?

Vos no es relevante en un mundo de mentiras. Y no, no te quiero para darte una maldita despedida, tampoco me escondo entre las falacias sumisas.

Te condenan por el pasado hostil, no se dan cuenta que ya no eres vil.

El baile ha comenzado, ve con tu mejor traje y saca a la pista a la mina que quieres, que más tarde te pueden cobrar peaje. Un tiempo de enojosos, su padre se lamenta diciendo que su hija no tiene ojos.

—No viejo, es que vos la abriga como un oso.

Algo piadoso, el don se sienta por las mañanas a mirar a las minas con sentido morboso.

¿Qué habrá debajo de la falda?

¿Por qué mejor no le metemos un tiro por la espalda?

Se divisa a lo lejos a dos chiquillos cruzar la pista, se toman de las manos y la gente piensa inmoralidades. Son hermanos de padres diferentes, eso responde a sus casualidades.

Las respuestas están en la hoja que llenaste de pequeño. Hiciste un dibujo de Mamá y Papá abrazándose. Ellos no están juntos, y darías todo por verlos tomarse de las manos besándose.

El arte de llorar en silencio pocos lo pueden comprender.

Si puedes callar cuando te critican entonces lo has de entender.

Somos estrellas que algunos recordarán. Otros se omitirán y muchos criticarán. Pero si el universo nos llega a amar, ¿Qué más podemos desear?

Cruzamos el mar de adversidades con fortaleza. No sé si exista Dios, pero no confío en la naturaleza.

A veces pienso que soy una rareza, camino bajo un campo de flores marchitas. Son las mentiras que me dijeron, no hay tumulto en la barrera que nos han puesto.

La felicidad es un pensamiento, la fe que nos mantiene despierto.

— ¿Reiremos a pesar del sufrimiento?

— Es la mejor forma de vivir.

A. Neil.

Edición dedicada para Alessandra.

El Delirio de un poetaWhere stories live. Discover now