SOFIA

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 Todas las tardes me sentaba en el parque a observas los padres jugar con sus hijos. Me parecía realmente bonito verlos sonreír y ver tal inocencia de un pequeño. Los rostros de los padres expresaban una alegría que se podía palpar en el aire.

A lo lejos siempre había una chica como alrededor de unos 10 años, estaba sola no había alguien que estuviera con ella para hacerla sonreír. Una tarde me acerque para saludarla y ella me observaba con cautela y precaución. Le dije que no debía tener miedo solo quería sentarme a saludarla.

Desde entonces todas las tardes nos encontrábamos sentadas hablando debajo de un árbol, me contó que no veía mucho a sus padres, por que trabajaban todo el tiempo y ella después de clases venia al parque a observar como jugaban los demás niños.

Tenía una mirada nostálgica al observar a las niñas que jugaban con sus padres y reían. Su nombre era Sofia, una dulce chica que venía todas las tardes a pasear al parque, mirar el cielo y su resplandor. Ver las hojas caer en el césped, oír las risas de los demás y ver a los padres abrazar a sus hijos.

Ser tan solo una nena, el cual no poder ver a sus padres, que la hicieran reír o que la abrazaran tan fuerte como a los demás. Sofia, era una nena muy carismática, habladora como yo, llena de sueños y de una tierna sonrisa.

Peros sus sueños nunca se lograrán.

Una tarde no pude ir al parque porque tenía una cita médica, me había enterado de que estaba en espera de un bebe. Al día siguiente iba muy alegre para encontrarme con Sofia para contarle algo muy importante, pero lo que me encontré fue una cinta amarilla alrededor del árbol donde no sentábamos.

Corrí hasta los oficiales que se encontraban en el lugar y vi un pequeño cuerpo cubierto por una sabana, seguidamente sentí las lágrimas mojar mis mejillas y el odio inundar mi corazón. Los policías dijeron que se había una persecución que paso cerca del parque y hubo disparos y Sofia recibió una bala perdida en el torso de su frágil cuerpo.

Hoy me encuentro en su funeral, muchos me preguntaron quién era y yo solo les dije que jugaba todas las tardes en el parque con Sofia después que salía de clase, pero los padres de Sofia sabían quién era yo, pero no decían absolutamente nada. Me odiaba por saber que no estuve con ella esa tarde y me odiaba por no haberle contado que no solo era una chica que solo se acercó en el parque.

Puede haberla salvado si fuera llegado antes pero no fue así.

Solo pido a Dios que descanses en paz, mi dulce Sofia, eras tan solo una nena llena de sueños y alegría que tus padres no pudieron disfrutar, agradezco por haberte conocido y me regaño por no haberme atrevido a saludarte antes. Tendré una niña y quiero que sepas que se llamara Sofia sé que será una dulce niña carismática como tú.

Con cariño,

Tu hermana mayor, Sandra.

Perdón por no atreverme a decírtelo a tiempo.

Jacotte

El Delirio de un poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora