CONSPIRACIONES ETERNAS

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Después de una tortuosa madrugada el día transcurrió rápidamente. Un desenfreno cuando comenzaba a atardecer, las horas de la noche le parecían eternas. Tras el vendaval de emociones solía sentarse en la ventana de su habitación con su celular, hablaba con el chico misterio todas las noches, magistral. Fue ahí en donde descubrió que el amor te hace desvelar.

Conversaban acerca de cualquier tontería. Hay que admitirlo, él puede volver lo simple en alegría. Melissa no quería nuevamente así, sabía que si se encariñaba iba a sufrir, siempre sucedía lo mismo, conseguía amigos, se encariñaba y luego estos se iban sin decir nada.

Pasaban los días hasta acostumbrarse a la soledad ¿Era malo o bueno? Se hacia esa pregunta a diario. Al igual que ¿Alguien se alegraba de conocerla? o ¿Alguien la extrañaba al menos? esas preguntas no sabían de respuestas y dudaba saberlo en algún momento.

Extrañaba a sus amigos en especial a su mejor amiga, ella era la única que no se había ido de su lado, a pesar de que ahora no se veían a menudo como antes, ellas se tenían la una para la otra.

El apoyo de Beatriz era incondicional e incomparable, se querían y su amistad era insuperable, pero aun así, su ausencia hacía sentir una distancia incontrastable. Anhelaba mucho estar cerca de ella nuevamente pero era imposible por su poca disponibilidad.

Sus noches eran largas y se dedicaba a observar las estrellas para admirar su resplandecencia.

En un acto poderoso evocaba al sentir esbozando:

"Sé que todo pasa por algo, sé que si estoy destinada hacer feliz lo voy hacer "

La incandescente mancha interestelar sucumbió. Pegó el grito en el cielo. Convertido en sueño solo recuerda que le habló.

Tomó sus manos diciendo.

─La libertad es inherente a los demás. Serás feliz, conspiramos contra todo mal.

Jacotte

Edición: A. Neil.

El Delirio de un poetaWhere stories live. Discover now