Capítulo 30: El Orgullo CLC

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Capítulo 30: El Orgullo CLC

Tábata miraba a Jean en sus prácticas de soccer. Para ella era raro visualizárselo como un chico atlético, ya que se la pasa obteniendo buenas calificaciones, dibujando bien en cómic, leyendo libros, etcétera. Pero ¡Vaya que era buenísimo para el soccer! Corría de manera muy veloz.  Metía goles como si fuera la cosa más sencilla del universo.

Después de meter un gol, el entrenador dio por finalizado el entrenamiento. Él e acercó a las gradas donde estaba Tábata con libros abiertos según estudiando, cosa que no hizo por observar a su novio. En el camino se levantó la camiseta y se quitó el sudor de toda la cara. Tábata se sonrojó demasiado y pasó la vista a su libro de sociales, para intentar borrar esa imagen de su cabeza y dejar de estar roja. Funcionó. Pues para Tábata era sencillo distraerse.

Jean se quedó frente a ella, esperando que lo mirase.

Tábata, al ver la sombra que hacia Jean, despegó la mirada del libro y lo observó a él. Su cabello estaba totalmente despeinado, Tábata debía admitir que se veía guapo, pero ella prefería a los chicos más arreglados.

Ella le sonrió y él suspiró del cansancio.

-        No estudiaste, ¿verdad? – preguntó él.

-        Sí… un poco – mintió ella encogiéndose de hombros.

-        Ay, Tábata. Ya vienen los exámenes, no quiero que salgas con malas calificaciones – dijo él.

-        Es que el partido era tan interesante que no me podía concentrar – dijo ella.

-        ¿Qué tanto sabes de soccer? – le preguntó él llevándose las manos a la cadera y alzando una ceja.

-        Absolutamente nada – admitió Tábata – pero cuando metías el balón en esa cosa donde tenían una tela con muchos agujeros tu equipo te felicitaba y el sujeto que no pudo atrapar el balón golpeaba el pasto.

-        Es la portería, y no es una tela con agujeros, se llama red – soltó Jean riendo. 

-        ¿Cómo el color? – preguntó ella asombrada - ¿Y por qué no es roja? – le preguntó curiosa.

Él volvió a saltar a carcajadas. Estaba a punto de decirle lo tierna que le parecía, cuando alguien gritó su nombre y se giró para ver quién era.

Entonces vio a Fiora corriendo a toda velocidad hacia él y a rodearlo con sus brazos.

Tábata abrió la boca de la impresión y alzó ambas cejas. Jean sonreía de manera educada y sutilmente quitó los brazos de ella que lo rodeaban.

-        ¿Qué tal, Fiora? – le preguntó él.

-        Hola, Jean  ¿Qué crees?  - preguntó contenta – ya se acerca el fin de año… y – dijo alzando más la voz – ya sabes lo que eso significa – cantó con un agudo tono de voz que se escuchó lo suficientemente precioso como para que Tábata la envidiara.

Drama QueenWhere stories live. Discover now