Drama Queen

Capítulo 32: Vota Por El Sensual de Talor.

Capítulo 32: Vota Por El Sensual de Talor.

Talor…

 

Tábata quería que la llevara a una tienda donde vendieran tela y cosas de costura. Como ninguno de los dos está acostumbrado a comprar ése tipo de cosas pues tardamos mucho tiempo recorriendo la ciudad buscando una tienda que estuviera abierta. Ya eran como las 11 de la noche y en la ciudad por lo general lo único abierto a ésa hora son antros, bares, restaurantes… y cosas así… no tiendas de costura. Dudo que alguien quiera comprar algún alfiler o hilo color naranja a las veintitrés horas… oh… esperen. Sí las hay. Está Tábata.

 

Llegué a una mini plaza que aún estaban abiertos algunos locales. Corrimos a uno que se llamaba “Toto’s” que en lugar de la letra “o” venía un botón dibujado, así que suponíamos que vendían telas y cosas de costura. Entramos y resulta que era una lavandería, pero el encargado nos dio la dirección de otra tienda.

Estaba cerca así que me apuré a manejar (con la condición de que Tábata usara cinturón de seguridad, claro). Nos bajamos rápido del auto y corrimos a la mini plaza mientras veíamos como algunos locales apagaban las luces.

Encontramos la tienda pero justamente cuando llegamos a tocar la puerta para abrirla nos dimos cuenta que no se podía. Estaba cerrada. De hecho vimos a una chica cómo cambiaba un letrero de “Abierto” a “Cerrado”.

 

 

 

-        ¡Carajo! – maldije.

 

 

Comencé a golpear el vidrio con la palma de la mano y la chica se asustó.

 

 

-        ¡Abre, por favor, es urgente! – le gritaba.

 

 

La chica creo que no me escuchaba pero se asustaba mucho mientras gritaba que nos fuéramos.

Tábata me tomó del hombro y me dijo:

 

 

-        Debe de haber otra tienda.

 

 

Yo no quería seguir conduciendo a esta hora. Tenía que dejar a Tábata en casa e ir por Peyton a la casa de Fiora. Si Jean se puso como todo un ebrio, lo más probable es que lo hayan obligado o algo así. No quería ni imaginarme qué harían con Peyton, que por cierto nadie la conocía… salvo el borracho de Jean.

Volví a golpear el vidrio con la mano y la chica abrió un poco la puerta.

 

 

 

-        Ya cerramos – dijo ella.

-        Por favor – le supliqué –, necesitamos comprar algo.