4- Preparativos

912 58 1
                                    

Narradora:

La cabeza de Emma funcionaba a toda velocidad intentando entender de que estaban hablando.

- ¡No lo permitiré! - exclamó George, el padre de Emma, con rabia

- En ese caso, viejo amigo... Únete a nosotros... - dijo Marcus sonriendo. George desvió la mirada, pensativo. Después, sonrió.

- ¿Dónde se encuentran esos mutantes? - preguntó con una mirada amenazadora.

- Se esconden en el Bosque - La voz de Marcus se tornó cavernosa.

- Iremos a por ellos - confirmó George

- Primero, debes entrar en el consejo... Iremos juntos - le dijo Marcus sonriendo - Le escribiremos una carta a Miraz para darle las buenas nuevas y... - Marcus fue interrumpido por el sonido de alguien llamando a la puerta.

- Siento interrumpir - dijo Emma entrando en la sala - Pero os estamos esperando, debemos dar un paseo por Maiden antes de que se haga tarde - Los dos reyes asintieron y sonrieron.

(...)

Las puertas del castillo de Maiden se abrieron de par en par y a Emma le brillaron los ojos al ver el precioso Reino de Maiden desde el suelo y no desde el balcón de su cuarto.

Estuvieron varias horas andando por Maiden, hablando con la gente y probando los diferentes platos típicos de allí. Sin embargo, y a pesar de que Emma siempre había querido salir del castillo, ahora tenía ganas de volver y pensar en lo que había escuchado.

Le estuvo dando vueltas todo el día.

- ¿Por qué mi padre quiere unirse a Miraz? Maiden siempre se ha mantenido alejado lo máximo posible de Telmar desde que nos conquistaron... Mi padre jamás hubiera aceptado unir fuerzas con él si no fuera algo de viva o muerte y lo mismo por parte de Marcus - pensaba Emma confundida - ¿Qué habrá sido lo que lo ha convencido?

De pronto, la voz de James la sacó de sus pensamientos.

- Bonito reino- dijo James andando al lado de Emma.

- Gracias - agradeció Emma con frialdad.

- Ojalá sea un buen rey para Maiden - comentó él

- Te refieres a que seremos unos buenos reyes, ¿no? - preguntó Emma mirando a James con el ceño fruncido

- Sí, eso. Perdona - Emma asintió, no muy convencida.

Sabía lo que se esperaba de una mujer en Maiden y eso no era, precisamente, lo que Emma había pensado para su vida. No permitiría que ningún hombre (y menos que no fuera heredero) gobernara sobre el reino de sus padres sin ninguna consideración hacia ella. No lo permitiría.

- ¿Qué puedes hacer por aquí para divertirte un poco? - preguntó James intentando cambiar de tema.

- No salgo mucho por Maiden - confesó Emma - La verdad, es que nunca he salido. Al menos, desde que tengo memoria - James asintió mientras sonreía.

- Estoy muy contento de que hayas aceptado nuestro compromiso. Nuestra boda será muy bonita... Ya verás dentro de un mes ya nos comportamos como marido y mujer - Emma miró a James confundida

- ¿Un mes? ¿Cuando crees que nos vamos a casar? - preguntó Emma agobiada.

- Nos casaremos dentro de dos días. ¿Tu madre no te lo ha comentado? - Emma miró a su madre furiosa

- No... Creo que se le ha olvidado darme ese pequeño detalle - dijo irritada.

Después de eso, James comenzó a hablar con los dos reyes y Emma pudo separarse de él mientras pensaba.

- ¿¡DOS DÍAS!? - gritaba en su cabeza - ¡¿ESTÁN LOCOS?! ¡CÓMO ME VOY A CASAR EN DOS DÍAS! ¡Me quiero morir...!

Cuando el día terminó Emma pudo volver a su habitación a pensar en todo lo que había pasado... Había descubierto que su padre iba a unirse a Miraz para destruir a los narnianos, cosa que no podía permitir (aunque no sabía por qué). Y también había descubierto que tenía dos días para deshacerse de James y toda su familia.

Era imposible hacerlo todo.

(...)

Al día siguiente, Emma, sus damas de compañía, las dos reinas y James estuvieron todo el día preparando el día de la boda. Es decir, al día siguiente.

Emma se quería golpear contra la pared de lo mucho que le dolía la cabeza, había hecho demasiadas cosas... La comida, los colores, la tarta, los invitados, el vestido, el maquillaje, la decoración, los accesorios, los zapatos, las luces, el diseño de las invitaciones, la entrada,... Había planificado demasiadas cosas como para acordarse.

- Aprieta eso un poco más - dijo la madre de Emma. La diseñadora apretó más el vestido de Emma, haciendo que se quedará casi sin respiración

- No puedo... Respirar... - dijo a duras penas Emma tocándose la tripa.

- Ya respirarás después de la boda - la dijo su madre mientras se acercaba a la mesa del maquillaje - No este no... ¿No hay más claro?

- Por favor... ¿Podría aflojarlo un poco? - pidió a duras penas a la diseñadora. Ella asintió y lo hizo un poco más ancho, permitiendo que Emma respirara con normalidad - Gracias - dijo después de tomar una bocanada de aire.

- Hija, ¿cual te gusta más? - preguntó la reina girándose hacia Emma - ¿El rosa palo? ¿El rosa amor? ¿O el rosa pasión? - Emma miró los tres tonos de rosa... Eran iguales...

- El... ¿Rosa palo? - dijo sin estar muy segura. Su madre sonrió

- ¡También es mi favorito! - exclamó riendo. Emma asintió sonriendo.

- Terminado, majestad - dijo la diseñadora colocándome el velo.

Las dos reinas se giraron hacia mi, me miraron de arriba a abajo y luego sonrieron.

- ¡Estás guapísima! - exclamó la reina Miriam sonriente - ¡A James le va a encantar! ¡Estás estupenda!

- ¡Me encanta! ¡Es perfecto! - exclamó su madre.

- A mi también me encanta- dijo Emma sonriendo al ver su reflejo - Si no lo estuviera utilizando para casarme con James... - pensó para si misma.

- ¡Vamos con el peinado! - exclamaron las dos reinas con entusiasmo.

- Me quiero morir... - pensó Emma con tan solo escuchar la frase.

Amor en guerra- NarniaWhere stories live. Discover now