14 - Secretos

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Narradora:

Peter, Susan y Emma corrían por los pasillos de palacio entre las sombras, buscando la habitación de Miraz. Mientras andaban, cantidad de recuerdos golpeaban la mente de Emma con fuerza, intentando hacerla caer.

- Emma. ¿Estás bien? - la preguntó Susan al ver que se apoyaba en una pared.

- Sí. Ahora os alcanzo, seguir - les dijo. Ellos se quedaron quietos, dubitativos - . Seguir - les ordenó y ahora los hermanos siguieron andando por los pasillos.

Tras unos segundos, Emma se dispuso a andar de nuevo, pero una voz MUY conocida la detuvo.

- ¿Estás seguro de eso? - la voz de su madre sonó en el interior de una de las habitaciones.

Emma se acercó en silencio y apoyó su oreja en la puerta.

- Estoy seguro, mi Señora. Yo amo a vuestra hija con todo mi corazón - dijo la voz de James también en el interior - . Además, siempre admiré a su hija por ese motivo... Ser tan impulsiva y decidida la hace mi esposa perfecta.

- Pero... - James la interrumpió.

- Desde que la vi he sentido esa atracción por ella, esto no cambia nada - añadió.

- Gracias, James. Te prometo que mi hija te será entregada en bandeja de oro por tu paciencia y palabras - dijo.

- Jamás - dijo Emma furiosa. Después, se alejó por los pasillos rápidamente.

Emma buscó a Peter y Susan entre las habitaciones del palacio... Desgraciadamente, no solo los encontró a ellos.

La espada de Caspian apuntaba al cuello de Miraz y él parecía estar furioso. Por otro lado, la mujer de Miraz, estaba sobre la cama apuntando a Caspian con una ballesta. Por último, estaban Peter y Susan que apuntaban a Miraz y a su mujer.

- ¿Qué se supone que estáis haciendo? - pregunté enfadada.

- Esto es una estancia privada - dijo Miraz al verla entrar - . Vaya, vaya, vaya - dijo Miraz mirándola sonriente - . La joven desaparecida por fin aparece... Tus padres están muy preocupados por ti, querida.

- ¿Joven desaparecida? - repitió Peter confundido.

- ¿No os lo ha contado? - preguntó Miraz fingiendo estar sorprendido. El silencio contestó por todos - Al parecer, los salvajes tenéis a una noble termarina entre vuestras filas... Por no decir dos - dijo mirando a Caspian.

- ¿Qué? - dijo Peter girándose hacia mí - ¿Es eso cierto?

- Ya basta - dijo Caspian furioso - ¿Y bien? ¿Asesinaste tú a mi padre? - le preguntó Caspian a Miraz con una mirada llena de dolor y furia.

- Así que es por eso... - dijo Miraz sin mostrarse asustado cuando Caspian pegó más la espada a su cuello.

- Dijiste que murió mientras dormía - la voz de la mujer sonaba sorprendida y confundida.

- Y así fue... Más o menos - murmuró Miraz levantando un poco su rostro.

- Caspian - lo llamó Emma - . Esto no va a solucionar nada... - pero nadie la escuchaba.

- Los telmarinos no tendríamos nada de no haberlo hecho - continuó Miraz - Tu padre también lo sabía.

- ¿Por qué lo hiciste? - preguntó su mujer bajando la ballesta.

- ¡Por lo mismo que tu apretarás el gatillo! - exclamó - Por nuestro hijo - dijo dando un paso adelante y clavándose la espada un poco.

Caspian la sujetó con fuerza.

- ¡Quieto! - gritó la señora apuntando con la ballesta a Caspian.

- Tienes que decidirte, querida - le dijo Miraz - . ¿Quieres que nuestro hijo sea un rey? ¿O quieres que sea lo que es Caspian...? - preguntó con crueldad.

La mirada de la mujer se clavó en Miraz y luego se clavó en Caspian, indecisa.

- ¡Un huérfano! - gritó cruelmente.

- ¡NOOOO! - gritó ella apretando el gatillo y dejándose caer sobre la cama llorando.

La flecha se disparó y paso rozando el brazo de Caspian, haciendo que él tirara su espada al suelo y dándole el tiempo a Miraz para salir corriendo por una segunda puerta de la habitación.

Los cuatro salieron del cuarto y comenzaron a correr por los pasillos.

Amor en guerra- NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora