16- Enfrentamientos

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Narradora:

Todos se sentían horribles por haber dejando atrás a todos esos narnianos, pero no se podía hacer nada... No podían quedarse esperando a que ellos murieran también.

El camino de regreso fue silencioso, nadie se atrevió a pronunciar palabra. Cuando llegaron al bosque, Emma y Peter desmontaron del caballo.

Mientras andaban por el bosque, el crujido de unas ramas llamo la atención de Emma. De repente, Lacey apareció de entre los arbustos, Emma corrió hacia él y lo abrazó. Pero ni siquiera el haberse reencontrado con su caballo la hizo sentirse mejor.

Al llegar a la fortaleza, Lucy los recibió con una mirada confundida al ver al recudido número de narnianos que habían regresado. 

- ¿Qué ha pasado? - le preguntó a Peter con tristeza.

- Pregúntale a él - contestó Peter señalando a Caspian.

- Peter - dijo Susan, intentando evitar que pelearan, pero era muy tarde. 

- ¿A mí? - preguntó Caspian mirando a Peter - No ordenaste retirada cuando aún había tiempo. 

- No, no había tiempo - dijo Peter molesto - Si te hubieras ceñido al plan... Esa gente seguiría viva ahora...

- ¡Y si nos hubiéramos quedado aquí seguro que vivirían! - exclamó Caspian. 

Emma se acercó a ellos, colocándose al lado de Susan.

- Nos llamaste tú, ¿lo has olvidado? - siguió Peter enfadado. 

- Mi primer error... - susurró Caspian. Peter negó con la cabeza. 

- No. Tu primer error fue creer que podías guiarnos - dijo antes de darse la vuelta y comenzar a irse.

- ¡EH! - gritó Caspian haciendo que Peter se diera la vuelta enfadado - Que yo sepa, todavía no he abandonado Narnia...

- ¡Vosotros la invadisteis! - exclamó Peter. 

Emma se acercó más a ellos. 

- Peter... Caspian... Ya basta - dijo colocándose al lado de Caspian, él la aparto.

- ¡No te mereces gobernarnos más que Miraz! - gritó Peter cuando Caspian comenzó a irse después de darle un fuerte codazo - Tú... Miraz... Tu padre... ¡Narnia esta mejor sin vosotros! - Caspian se detuvo. 

- ¡AHHHH! - gritaron sacando sus espadas y apuntando al otro con ellas. 

Los dos se miraron furiosos, sin bajar las espadas.

- ¡Ya basta! - gritó Emma poniéndose en medio de las dos espadas - ¡Os estáis comportando como idiotas! ¡La culpa es de los dos! - exclamó. 

La mirada de Emma cambiaba de Peter a Caspian y viceversa rápidamente. 

- Comportándoos así no merecéis ser los líderes de nada... Ninguno de los dos - les dijo seriamente. 

Ambos guardaron sus espadas y la miraron con tristeza. 

- ¡Debería daros vergüenza! - exclamó mirando a los dos chicos -  Hoy a muerto gente por no querer escuchar - después, les dedicó una última mirada decepcionada y comenzó a alejarse. 

- Emma... Yo... - comenzó Peter acercándose a ella y cogiéndola del brazo. Emma se soltó se su agarré. 

- No quiero escucharlo, Peter... - contestó Emma sin girarse a mirarlo. Emma se alejó hacia el interior de la fortaleza en silencio. 

Susan detuvo a Peter cuando quiso ir detrás de ella. 

- Deja que se calme - fue lo único que le dijo. 

(...)

- ¿Os alegráis de haber usado el cuerno mágico? - la voz de Nikabrick sacó a Caspian de sus pensamientos. Haciendo que se girara a mirar al enano y, desviara por fin su mirada de la pintura de los cuatro reyes.

Caspian miró al enano sorprendido por sus palabras.

- Vuestros reyes nos han fallado - continuó el enano - Medio ejército a muerto... Y al otro medio le falta poco...

- ¿Qué quieres? ¿Qué te felicite? - le preguntó Caspian molesto. 

- Queréis a vuestro tío, igual que nosotros... ¿Queréis su trono? Podemos ayudaros... - la voz de Nikabrick sonaba misteriosa y algo inquietante.

Caspian no contestó, pero Nikabrick comenzó a andar y Caspian lo siguió.

- Habéis recurrido a un antiguo poder y ha fallado - decía Nikabrick en la sala donde se encontraba el retrato de Aslan - Pero existe un poder mayor... Un poder que mantuvo incluso a Aslan a raya durante más de 100 años. 

Nikabrick dirigió su mirada hacia la mesa de piedra y Caspian la miró también. De pronto, se escuchó un pequeño rugido desde detrás de la mesa. Caspian sacó su espada.

- ¿Quién anda ahí? - preguntó acercándose más a la piedra. El rugido volvió a sonar.

De detrás de la piedra salió un lobo encapuchado.

- Soy Hambre... - se presentó - Puedo pasar 100 noches sobre el hielo y no congelarme... - decía mientras se acercaba. Otra figura apareció también, pero su rostro estaba oculto. 

Caspian miraba a Hambre y a la otra figura encapuchada sin entender lo que sucedía.

- Puedo beberme un río de sangre... Y no reventar - continuó Hambre - Mostrarme... A vuestros... ¡ENEMIGOS! - gritó. Caspian lo apuntó con la espada más firmemente. 

- Vuestro odio será nuestro odio... - continuó la otra figura que era una especie de pájara encapuchada - Nadie odia más que nosotros...

- ¿Y podéis garantizar la muerte de Miraz? - preguntó Caspian con voz cavernosa. 

- Eso y mucho más... - contestó la pájara haciendo una reverencia.

Caspian miró a las dos criaturas y guardó su espada. Después, miró a Nikabrick quién asintió con una sonrisa.

- ¡Dibujemos el círculo! - exclamó la pájara. 

Hambre y la otra criatura clavaron sus uñas en el suelo de la sala y comenzaron a hacer un círculo alrededor de Caspian mientras recitaban algo que Caspian no entendió.

Mientras la pájara recitaba, saco de su capa la vara que la Bruja Blanca tenía. La pájara la clavó en el suelo y un extraño hielo comenzó a crear un rectángulo de hielo en frente de Caspian y delante del retrato de Aslan.

Dentro de ese hielo, apareció la Bruja Blanca. Caspian la reconoció enseguida y retrocedió.

- Espera... - dijo - Esto... Esto no es lo que yo quería... - dijo mientras retrocedía. El lobo lo sujetó, haciendo que Caspian extendiera un brazo hacia la Bruja.

- Con una simple gota de Adán me liberaréis - susurró la Bruja Blanca con una sonrisa - Y seré vuestra... Majestad - Nikabrick hizo una reverencia mientras la pájara sacaba una daga y hacia un corte en la mano de Caspian.

- ¡Ah! - exclamó él - ¡No! - exclamó intentando resistirse. 

La Bruja Blanca sacó una mano recubierta de hielo y la acercó a Caspian. De pronto, Caspian quedó hipnotizado y cada vez tenía más ganas de tocar a la Bruja Blanca con su mano herida.

Hambre lo soltó y, poco a poco, Caspian comenzó a acercarse.

Amor en guerra- NarniaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz