7- Telmarinos

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Narra Trumpkin:

Emma cada día lo hacía mejor. Había mejorado mucho desde la primera vez que habíamos entrenado y eso que solo llevábamos una semana. Emma tiene un don especial para la espada que pocas personas tienen. Ahora, incluso, creo que puede ganarme en un combate.

Sin embargo, aún tiene que seguir entrenando para ser mucho mejor y llegar a ser extraordinaria. 

Después del entrenamiento, los dos nos dirigimos de vuelta a la casa de Buscatrufas mientras hablábamos de estrategias para que la próxima vez Emma lo haga mucho mejor. 

- ¿Cómo lo he hecho yo en el combate?   - le preguntó Buscatrufas a Trumpink cuando se sentó en la mesa.

- Bien... - mintió Trumpkin mirando a Emma. Ella rió

En ese momento, escuchamos como unos caballos sonaban en el exterior. 

- ¿Telmarinos? - preguntó Emma mirándonos 

- Eso parece... - dijo Nikabrick dirigiéndose conmigo hacia la puerta. Emma se levantó, pero Buscatrufas la sujetó. 

- Tú quédate aquí. Podría ser la partida de búsqueda de nuevo - le dije antes de salir y cerrar la puerta. 

En el exterior, Nikabrick y yo vimos a un muchacho tendido en el suelo. 

- Nos ha visto - me dijo Nikabrick sacando su espada y señalando al chico. 

De pronto, vimos a muchos más guardias a caballo acercarse a nosotros. 

- Ocúpate de él - Le ordené a Nikabrick mientras sacaba mi espada y me dirigía hacia los guardias. 

Comencé a luchar contra los guardias mientras él se acercaba al muchacho. 

Estaba muy concentrado en matar a los guardias o, al menos, que se fueran. No obstante, un sonido muy conocido me desconcentro... El cuerno de la reina Susan estaba sonando. 

Mientras estaba distraído por su sonido, un guarida se me acercó y me golpeó en la cabeza, todo se volvió borroso. 

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Al despertar, me di cuenta de que estaba atado y amordazado. Además de que estaba siendo arrastrado hasta una sala. 

Al entrar, había quince hombres que al verme exclamaron un "Ohhhh". Los dos guardias que me sujetaban me colocaron en el centro de la sala, en frente de Miraz. 

- Esto señores, es por lo que nuestros antepasados han estado luchando- comenzó Miraz señalándome con asco. 

Lo miré con odio y tuve muchas ganas de darle un bofetón, pero mis manos y piernas atadas no me lo permitieron. 

- Y mientras nosotros nos peleábamos... - dijo mientras fulminaba con la mirada a uno de ellos - Ellos se han estado reproduciendo como cucarachas- dijo él con asco- Para... ¡Atacar!- dijo dándome una bofetada. 

Al hacerlo, la mordaza que me tapaba la boca se movió, permitiendo que hablara. 

- Y luego os preguntáis por qué no nos gustáis - le dije con ironía. 

- Nos ocuparemos de exterminarlos a todos- añadió uno de los que se encontraban en la sala. 

- Empezando por este - comentó Miraz señalándome - Llevarlo al lago y ahogarlo allí, ¿entendido?- Dos caballeros me cogieron y me arrastraron fuera de la sala. 

Estuve metido en una barca acompañado de esos dos telmarinos aproximadamente 30 minutos y en todo el viaje no dejé de mirar a uno de ellos con odio. Él, obviamente, se dio cuenta de que lo miraba y estuvo incómodo todo el camino. 

Iba a morir, sí, pero al menos se lo haría pasar mal a él. 

- No deja de mirarme- se quejaba. 

- Deja de mirarlo tú a él- le contestó el otro. 

- Aquí esta bien- dijo el primer guardia incómodo. 

Los dos hombres me cogieron con la intención de tirarme al agua. 

- ¡Dejarlo!- gritó una muchacha desde la orilla lanzando una flecha al bote. 

Otras tres personas aparecieron: otra chica y dos chicos. 

- ¡A sus órdenes!- dijeron los dos hombres tirándome al agua. 

Comencé a hundirme sin poder nadar hacia arriba. Uno de los chicos no tardo en venir en mi ayuda. Me cogió y nadó hacia arriba, para después llevarme a la orilla mientras que el otro traía el bote de los telmarinos a la orilla. 

La chica más pequeña sacó una daga y comenzó a cortar mis cuerdas. Cuando lo hice, empecé a escupir el agua que había tragado. 

- ¿Mejor?- me preguntó la niña. La miré un poco mal, pero ella no dejó de sonreír

- Sí - contesté observándoles - Espera... ¿Vosotros sois los reyes y reinas de Narnia?- pregunté mirándolos sorprendido

- Así es- contestó el mayor de todos, colocándose la espada en el cinturón- Somos Peter, Susan, Edmund y Lucy

- Entonces el cuerno ha funcionado...- dije asombrado

- ¿Qué cuerno?- preguntó la mayor de las chicas, Susan confundida. 

- Venir. Os lo enseñare- Comencé a andar hacia la casa de Buscatrufas seguido por los cuatro reyes de Narnia. 

Amor en guerra- NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora