Amor en guerra- Narnia

5- Campanas de boda

Narra Emma:

Cuando por fin llegué a mi cuarto, cerré la puerta y me tiré encima de la cama... Había sido un día demasiado largo. Me dirigí al tocador para quitarme el maquillaje, pero estaba tan cansada que me di la vuelta y me tumbe en la cama para dormir.

(...)

Me desperté al sentir como mis damas de compañía me movían suavemente.

- Es el día de su boda, princesa. Debemos prepararla - me dijeron. Yo bufé y dejé que me asearan, vistieran, peinaran, maquillaran y dejaran como una auténtica princesa de cuento.

- Gracias por todo - les dije cuando estuve lista.

- Está usted como una princesa de cuento, alteza. Perfecta - Yo sonreí agradecida y ellas salieron de mi cuarto. Dejándome a solas con mi madre.

- Estás preciosa, mi querida hija - La sonreí sin mucho ánimo

- Me gustaría estar sola, madre... - la pedí. Ella asintió y salió en silencio de mi cuarto.

Me miré al espejo. Lo odiaba todo, pero no era momento para arreglarlo. Me rasqué la mano y, de pronto, me di cuenta de que seguía teniendo el anillo de compromiso. ¡NO!

Salí corriendo de mi cuarto y me puse a buscar a mi madre para dárselo. De pronto, al pasar por delante del cuarto de mis padres escuché algo que me dejó helada.

- Pero no podemos hacer eso... - le dijo mi padre a mi madre

- Va a casarse con James y nada va a evitarlo... ¿Tú la has visto? Tiene que centrarse y eso va a comenzar cuando sus pensamientos soñadores mueran - Abrí los ojos, asustada - Y eso va a empezar con la inesperada muerte de su caballo

Mis manos con la jarra de agua comenzaron a temblar.

- ¿Y luego qué? Emma no dejará jamás de ser quien es... No importa cuantos caballos mates - le dijo mi padre con voz calmada.

- ¡No la criamos para que fuera una salvaje! - gritó mi madre - Comenzará a tomar clases desde mañana para comportarse como una señorita, dejará de soñar con salvajes, se casará con James y tendrá hijos con él. ¡QUIERA O NO QUIERA!

Tuve que apoyarme en la pared, todo mi cuerpo estaba temblando. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas y mis manos temblaban de ira.

- Se acabó - pensé con decisión.

Me alejé en silencio y me dirigí hacia los establos de palacio sin ser vista, debido a que todo el mundo estaba en los jardines preparándolo todo para la boda.

Abrí la puerta donde se encontraba Lacey y lo preparé para cabalgar. Cogí una espada y una capa oscura que había en el establo. Acto seguido, me intenté subir a su lomo, pero mi "querido" vestido de boda era demasiado apretado.

Saqué la espalda y lo abrí para que fuera más cómodo. Después, di un salto y me subí a lomos de Lacey.

- Nos vamos de aquí, Lacey - le susurré al oído - Ahora mismo...

Hice que Lacey comenzara a correr y a correr, él obedeció a la perfección y en menos de unos segundos ya nos encontrábamos atravesando el puente del castillo.

- ¡EH! ¡DETENTE! - gritaban los pocos guardias que se encontraban en la plaza principal. Seguí cabalgando, ahora más rápido - ¡Dar la alarma! ¡La alarma! - gritaban.

La alarma del castillo comenzó a sonar.

- Estás son mis campanas de bodas - dije sonriendo.

De pronto, vi que un grupo de guardias a caballo salía de los establos con rapidez y supe que era el momento de irse. Lacey comenzó a correr en dirección al bosque, donde los narnianos vivían y donde Marcus le había dicho a mi padre que se encontraban.

No sé por qué, pero sabía que no se equivocaba.

- ¡DETENTE! ¡DEJA DE HUIR! ¡PARA! - me gritaban los guardias, cada vez más cerca de mí - ¡No te haremos daño! ¡Solo queremos hablar!

- Ya he hablado suficiente... - me dije a mi misma. Luego, fui más rápido - ¡Corre Lacey! ¡Corre!

(...)

Al adentrarme en el bosque pensaba que los guardias de Maiden no me seguirían, pero me equivocaba. Me apuesto lo que sea a que mi madre los había amenazado de muerte...

Me quite la capa para intentar cegarlos y que no pudieran seguirme, pero la esquivaron. Al darme la vuelta, vi que Lacey corría hacia un árbol. Giré rápidamente, pero perdí el control, íbamos demasiado rápido y había muchos árboles.

Cuando lo detuve, Lacey frenó muy bruscamente y yo salí por los aires.

- ¡Ahhhh! - grité mientras caía.

Mi cuerpo golpeó contra el duro suelo y perdí el conocimiento.

***

Veía un gran león, él me miraba y me hacía señas para que me acercará, pero yo no podía avanzar. Había algo que me lo impedía... De pronto, una imagen de cuatro chicos comenzó a aparecer, era una especie de historia.

Una señora vestido de blanco, invierno, un armario, cuatro hermanos, dos chicos, dos chicas, un fauno, lobos, castores, nieve, Navidad, armas, los cuatro hermanos, un río, lobos,... Las imágenes pasaban rápido, pero las entendía. Un campamento, narnianos, un león, la señora de blanco, sangre, una mesa de piedra, el león, una mesa de piedra rota, una guerra y los cuatro hermanos de nuevo.

De pronto, vi mi rostro... Llorando y, después, yo cabalgando lejos de Maiden.

***

Mis ojos se abrieron, sorprendida y desorientada.

Al mirar a mi alrededor me di cuenta que me encontraba en una habitación, más pequeña y baja de lo normal. Toque mi cabeza y me di cuenta de que tenía un trapo húmedo en ella, para evitar que la fiebre suba.

Me levanté de la cama confundida mientras escuchaba voces que provenían de la habitación continua. Me pegué a la pared y comencé a escuchar.

- No entiendo por qué no la matamos - decía... ¿Un enano? - Es una de ellos

- Es una doncella. ¿Quién se atrevería a matar a una doncella desarmada? - preguntó un... ¿Tejón parlante?

Genial, estoy loca.

- Yo la mataría - contestó el enano con seguridad y el tejón lo fulminó con la mirada

- La hemos traído aquí, curado y alimentado... Sería como... Como matar a un invitado - decía el tejón intentando convencer al enano.

Al girar mi cabeza, vi una especie de palo de metal, pero al acercarme para cogerlo hice ruido. y el enano y el tejón se giraron hacia mí.

- Hola... ¿Cómo estáis? - saludé sin saber que hacer. Ellos se miraron y luego desviaron su mirada hacia mí.

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