17- Sueños

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Narradora:

Emma seguía enfadada con Caspian y Peter, ¿cómo se puede ser tan egoísta? La gente que ha muerto lo ha hecho con honor, eso esta claro, pero... ¿Cómo se atreven a ponerse a pelear delante de todo el mundo que ha perdido a alguien? 

¿Hay algo peor que eso? 

De pronto, Emma sintió un aliento frío en mi cuello y no pudo evitar sentirse incómoda y molesta. 

- Por fin te veo, querida - dijo una voz femenina. Emma sacó su espada y se giró hacia todos los lados - . Has crecido mucho, desde la última vez, ya estás hecha todo una señorita... 

- ¿Quién habla? - preguntó en voz alta. La mujer soltó una fría risa. 

- Pronto lo sabrás... Pronto volveremos a vernos y, está vez, no podrás escapar de mí... - sus palabras se quedaron haciendo eco en mi cabeza durante unos segundos. 

- Me estoy volviendo loca... - se quejó guardando la espada. 

De pronto, un ruido bajo sus pies de espadas hizo que todo su cuerpo se pusiera en alerta. Rápida como una flecha, Emma corrió hacia el piso de abajo y, mientras bajaba las escaleras de piedra, rezaba con que Peter y Caspian no fueran los que estuvieran luchando. 

Al llegar al piso de abajo, se encontró con una escena más desconcertante.

Lucy y Trumpkin estaban apoyados en la piedra del centro. Caspian estaba en el suelo y Peter estaba hipnotizado mirando a... ¿La Bruja Blanca? 

- ¡PETER! - gritó Emma cuando su dedo iba a tocar el de la mujer de hielo. Él dudó y eso le dio la oportunidad a Edmund para romper el hielo en el que la bruja se encontraba. 

Antes de que la Bruja Blanca fuera destruida, Emma notó que su mirada se posaba en ella. Luego, el hielo se rompió en mil pedazos, provocando que la mujer desapareciera, pero dejando un ambiente frío en la sala. 

Caspian y Peter miraron a Emma, avergonzados. Emma no dijo nada y comenzó a subir las escaleras hacia el piso de arriba, notablemente molesta. 

Emma se dirigió de nuevo a la sala de las mujeres, buscando un sitio tranquilo para relajarse. No quería pensar en nada, solo quería dormir y, con un poco de suerte, olvidar todo. 

Cerró los ojos, intentando dormir, pero había demasiadas cosas en las que pensar. Aún le quedaba pensar en las palabras de Miraz, la conversación entre su madre y James, la femenina voz en su cabeza, sus sueños,... Todo. 

Al ver que no podía dormir, se levantó y, sin hacer ruido, fue en busca de algo que la haga olvidar todo. Sin saber por qué, sus pies se detuvieron en las pinturas de los Pevensie. 

- ¿Por qué no estás? - se preguntó Emma acariciando la pintura de Aslan - Necesito tu ayuda... 

Su cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas. 

Todas las pinturas se habían vuelto reales: el fauno, Lucy, la nieve, los tronos, la boca de la Bruja Blanca hablándola, los enanos,... Todo se convertía en una historia, igual que en sus sueños. 

De repente, la imagen de Aslan rugiendo hizo que todo dejará de dar vueltas. Emma cayó al suelo, mareada y sus ojos se cerraron sin poder evitarlo.

*EMMA*

Me veía a mí andando por el bosque, mirando a mi alrededor, pero no perdida... Estaba buscando algo. 

El sol se filtraba entre las hojas, dándole al bosque un aspecto misterioso. Las ramas crujían debajo de mis pies y el viento golpeaba suavemente mi cara, moviendo mi pelo suelo hacia todos los lados. A lo lejos, se escuchaba el agua de un río chocando contra las piedras. 

De pronto, lo vi. 

A tan solo unos metros de mí, se encontraba Aslan, sonriéndome y haciendo señas para que me acercará. Yo obedecí y me acerqué a él, rápidamente. Con miedo a que se esfumará. 

- ¿Qué me está pasando? - pregunté - ¿Por qué veo lo que veo? ¿Qué significan las voces en mi cabeza? ¿Qué son las imágenes que veo en mis sueños? Necesito que me ayudes - dije desesperada. 

- Sé fiel a ti misma - fue lo único que dijo sonriente. 

- ¿A qué te refieres? - pregunté sin entender - Tienes que decirme lo que debo hacer... Yo... No puedo hacer esto sola, no sé lo que hacer. 

Él se limitó a sonreír y, poco a poco, pude ver como su imagen se difuminaba. 

- ¡NO! ¡Por favor no te vayas! - gritaba intentando correr hacia él, pero mis pies no se movían - ¡ASLAN! ¡Dime que tengo que hacer! ¿A dónde tengo que ir? ¡AYÚDAME, POR FAVOR!

***

- ¡Aslan! - gritó Emma abriendo de repente sus ojos. 

Seguía encontrándose en la sala de pinturas. Soltó un suspiro, enfadada y cansada. Se levantó y con decisión, salió de la fortaleza en dirección al bosque. En busca de Aslan.

El sol ya estaba asomando a lo lejos cuando salió de la fortaleza, lo observó un momento. Después, sin pensárselo más, se adentró en el silencioso bosque. Estuvo andando sin un rumbo varios minutos, pero una parte de ella la decía que no lo iba a encontrar... Él la encontraría a ella. 

- ¿Aslan? - dijo mientras andaba - Necesito verte... O al menos hablar... - dijo rompiendo el silencio del bosque. 

Emma guardó silencio, sintiéndose muy estúpida hablando con la nada. Pero algo la decía que Aslan, de alguna manera, la estaba escuchando. 

- Necesito que pares esto - continuó Emma- . Necesito que me ayudes... ¿Qué debo hacer? - preguntaba sin dejar de andar - Por favor, Aslan. Los sueños que tengo, las voces que escuchó... ¿Qué significan?

Nada.

- He confiado en ti, Aslan - añadió - . Por favor, ayúdame tú ahora - al no escuchar nada, Emma bajó la cabeza y se quedó en silencio. 

Tras unos segundos, escuchó un crujido de ramas tras y ella, a lo que se giró rápidamente. 

- ¿Aslan? - dijo girándose esperanzada. 


Amor en guerra- NarniaWhere stories live. Discover now