3- Miserable

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Narra Emma:

Después de aceptar matrimonio con James quise salir de allí y llorar, llorar hasta quedarme sin lágrimas. Me sentía horrible, sucia, asquerosa... ¿Cómo podía hacer aceptado casarme con él? No lo conocía, no quería casarme, no quería quedarme sin la poca libertad que me queda, sin mi privacidad,...

Quería subir a mi habitación y llorar. Y cada vez que alguien mencionaba lo felices que íbamos a ser y las cosas que haríamos como marido y mujer las ganas de llorar eran más fuertes.

Por fin, después de que aquella desastrosa comida terminase, pude salir del comedor y correr a mi habitación. Entré lo más rápido que pude, cerré la puerta con seguro y me alejé de ella.

- No... No... ¡Argh! - exclamaba, furiosa - ¡No voy a casarme! ¡No! ¡ARGH!

Me miré al espejo.

- Por eso madre ha insistido para que me vistiera así... - me dije al ver el maquillaje, las joyas, el vestido,... - Todo lo que me ha obligado a ponerme. Cambiando todo mi ser... Cambiándolo a como ella quería... - dije con rabia.

Comencé a golpear todo lo que podía: cojines, la cama, el tocador, las paredes,... Todo lo que podía, intentando descargar toda mi ira. Cuando no me quedó más fuerza, llegaron las lágrimas que me había estado aguantando.

Me dejé caer en el suelo y comencé a llorar en silencio, ocultando mi rostro con mis manos.

Tras estar unos minutos llorando, escuché que alguien llamaba a la puerta. Levante mi cabeza un poco, sequé mis lágrimas y me levanté. Comprobé mi rostro en el espejo, no se notaba que había estado llorando, al menos, no mucho.

- ¿Quién es? - pregunté cuando volvió a llamar.

- ¿Hija? ¿Por qué tienes la puerta cerrada? Ábrela - dijo mi madre al otro lado de la puerta. Quise mantenerla cerrada para que no entrase, pero no quería hacerla enfadar - Por fin - dijo cuando le abrí la puerta.

- Hola madre - dije sin mucho ánimo.

- Vamos. Arréglate - me ordenó mirándome de arriba a abajo mientras dos de mis damas de compañía entraban en la habitación y comenzaban a prepararme.

- ¿Arreglarme? ¿Para qué? - pregunté confundida.

- Vamos a salir - Mis ojos brillaron

- ¿Del castillo? - pregunté entusiasmada. Ella asintió mientras me cambiaban de vestido - ¿A dónde? - Mi madre me miró con cierta molestia

- Deja ya de preguntar. No seas antipática - me dijo. Yo desvié la mirada

Después de que me cambiarán de vestido y zapatos, me sentaron delante de mi tocador y retocaron mi peinado. Luego, se acercaron a mi cara con más maquillaje. Aparté mi cara.

- ¿Más maquillaje? - pregunté - Creo que ya llevo suficiente...

- Más maquillaje, sí - confirmó mi madre sin darse la vuelta para mirarme.

Aprovechando que no miraba, cuando las sirvientas se acercaron con el maquillaje negué con la cabeza e hice una señal de silencio. Ellas se miraron, sonrieron y asintieron en silencio.

- Ya está, majestad - dijeron después de unos segundos.

Mi madre se dio la vuelta para mirarme y luego asintió.

- Podéis retiraros - dijo. Las dos sirvientas hicieron una reverencia y salieron de mi cuarto en silencio.

- ¿A dónde vamos ahora, madre? - pregunté levantándome del asiento.

- Iremos a dar una vuelta a los alrededores del castillo. Para que James vea y conozca al nuevo pueblo que pronto será suyo - Me contaba mientras nos dirigíamos hacia el sala principal, donde los demás deberían estar esperando.

- Pronto será suyo... - repetí en mi cabeza - ¿Por qué no me sorprende que no me tomen en cuenta?

Al llegar a la sala principal solo James y su madre se encontraban allí.

- ¿Dónde se encuentran los reyes? - preguntó mi madre a la madre de James.

- Creo que dijeron algo de ir a la sala del trono para tratar unos temas - comentó la Reina de las Islas del Sur con una sonrisa

James se acercó a mi con una sonrisa y me cogió las manos.

- ¿A dónde habías ido? - me preguntó coquetamente - Te he echado de menos... ¿Tú a mí no?

- Iré a buscarlos - dijo mi madre, pero la interrumpí. No pensaba quedarme un segundo más con James.

- Iré yo - dije rápidamente. Mi madre me miró sorprendida.

- ¿De verdad? ¿No prefieres quedarte con James? - preguntó mirándome con el ceño fruncido, sin saber lo que yo estaba intentando.

- Me encantaría quedarme con él, claro... - dije fingiendo una dulce sonrisa para James - Pero quiero preguntarle una cosa al Rey de las Islas del Sur - dije sonriendo.

Después, de un rato las dos reinas sonrieron y James también.

- Claro. Puedes ir, hija - dijo mi madre sonriéndome.

Yo asentí y antes de irme me acerqué mucho a James.

- Nos vemos en unos segundos... Cariño - dije sonriéndole dulcemente. Nuestras madre sonrieron triunfalmente

- Nos vemos - contestó él.

Antes de que pudiera darme la vuelta, él me cogió de la cintura y me besó. Quise apartarme de él y darle una bofetada, pero si lo hacía perdería todas mis oportunidades de salir del castillo. Además, de que mi madre se pondría furiosa... Fue por eso que no me separé.

- Te quiero - dijo después de separarnos. Yo sonreí y me dirigí hacia la puerta

- Volveré con ellos - dije antes de que las puertas se cerraran.

Cuando comprobé que estaba sola, me limpié los labios y comencé a escupir la saliva que se me había quedado de James. ¡REPUGNANTE!

(...)

Cuando toda la saliva de James hubo desaparecido de mi boca, comencé a andar hacia al Sala del Trono en busca de mi padre y del rey. No tardé mucho en llegar a la Sala del Trono.

- ¿Cómo es posible? Están muertos

- No, no lo están.

Las voces de mi padre y el rey se escuchaban en el interior de la sala debido a que la puerta estaba entreabierta. Me asomé un poco más y escuché la conversación.

- El Rey Miraz sabe que están vivos... Varios guardias que lo tomaron por loco de los diferentes reinos fueron en busca de pruebas al bosque y... ¿Sabes que encontraron? - le preguntó Marcus a mi padre - Encontraron un cuerno de minotauro...

- Eso no es posible. Solo son leyendas - cuestionó mi padre.

- ¡Claro que no! Están escondidos en el bosque y nos acechan desde las sombras... Miraz nos pide ayuda para luchar contra ellos - Escuché como mi padre suspiraba, señal de que no sabía que hacer - George, tú mejor que nadie sabes que los narnianos siguen vivos... Tú estuviste en contacto con ellos. Nos eres de mucha ayuda, más de la que te imaginas

Me quedé confundida... ¿Mi padre había visto a los narnianos? ¿Cómo era posible? ¿Cuando? ¿Por qué? ¿Cómo?

- Si no lo haces... Vendrán a por lo que es suyo - dijo Marcus a mi padre - George, tú y yo sabemos lo que eso significa y no queremos que eso pase... ¿Verdad?

- ¿De qué están hablando? - me pregunté.

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Amor en guerra- NarniaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang