8- El príncipe Caspian

1K 62 1
                                    

Narra Emma:

Cuando Nikabrick entró en casa esperé que Trumpkin entrará también, pero no lo hizo. Los telmarinos lo habían capturado.

- Tenemos que ir a buscarlo - dije nerviosa - No lo podemos dejar morir por ese... Ese... Telmarino - dije enfadada

- Yo ya he propuesto que matáramos al chico... Pero Buscatrufas no me ha dejado - se quejó Nikabrick.

- Apoyó la idea de Nikabrick - coincidí mirando a Buscatrufas

- No vamos a matar a nadie. Es nuestro invitado... - dijo Buscatrufas poniendo en la mesa unas tazas de té - Te recuerdo, Emma, que tú también estuviste en su piel - dijo mirándome.

- Y mira como ha acabado... - comentó Nikabrick. Lo miré molesta

- ¿Qué significa eso? - pregunté enfadada. Él desvió la mirada

- Solo digo... - siguió Buscatrufas - Que no podemos matarlo aunque fuera un telmarino, ¿acaso no tiene derecho a explicarse? Porque, por si no os disteis cuenta, él estaba huyendo de los telmarinos - Yo rodé los ojos

- Genial. Tenemos a un posible asesino en casa - dije yo.

De pronto, Nikabrick bloqueó la salida en el momento en que el chico (que se suponía que estaba inconsciente) quiso escapar.

- ¡Te dije que deberíamos haberlo matado! - exclamó Nikabrick.

- Vaya, este enano tiende a repetirse mucho - pensé mientras sacaba mi espada y apuntaba con ella al chico.

- ¿Quiénes sois? - preguntó él.

- Muévete y te atravieso - amenacé apuntándolo con mi espada. Él cogió el palo de metal y me apuntó con él - No te servirá de mucho, créeme - le dije - Bájalo o te atravieso... No es broma, chico.

- ¡BASTA YA! - gritó Buscatrufas haciendo que todos lo miráramos - ¡Emma baja esa espada! ¡Nikabrick tú también! ¡Chico baja...! ¡Baja esa cosa! - nos gritó.

Todos hicimos lo que nos pidió, aunque seguía vigilando al chico.

- ¿Quién eres, chico? - le pregunté sentándome de nuevo. Él miró el palo de metal de nuevo - No lo pienses si quiera... - le advertí.

- ¿No está claro? - comentó Nikabrick - Es un telmarino

- ¡No! - exclamó él. Lo miré, sorprendida

- ¿Qué o quién eres, entonces?

Los dos nos quedamos mirándonos el uno al otro. ¿Por qué me era familiar?

- ¿Princes...? - Le puse la espada en el cuello y él se calló.

- ¡Emma! - Me espetó Buscatrufas al verme

- Atrévete a pronunciar ese nombre y te juro que te mato, Caspian - dije una vez que lo hube identificado. Él levantó sus manos en señal de rendición y asintió lentamente.

- ¿Os conocéis? - nos preguntó Nikabrick cuando guardé mi espada, de nuevo.

- Algo así - contesté con frialdad - Nada de lo que vayamos a hablar...

- ¿Sois narnianos? - preguntó Caspian.

- Sí - contestó Buscatrufas dándole una taza de té.

- Se supone que estáis muertos...

- Sentimos decepcionarte - contestó Nikabrick irritado. Buscatrufas lo fulminó con la mirada

- ¿Sabes que es esto?- Buscatrufas sacó el cuerno de la reina Susan y se lo mostró a Caspian

Amor en guerra- NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora