Capitulo 2.

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Dexter.

Cuando estacione en mi plaza del estacionamiento estaba agotado ¿Por qué no me tomaba un respiro cuando era uno de los tres jefes? Porque no quería alejarme de ella. Jessie era la chica más hermosa que, según yo, existe sobre la tierra. Todo de ella llama la atención, es como es y no le da miedo mostrarse a ese grado. Su cabello es lo primero que te hace poner los ojos sobre ella, lo tiene tan largo que le llega un poco más abajo que los hoyuelos de afrodita en su espalda baja, es de un rojo vivo que me recuerda a la princesa Ariel y es sedoso y abundante con ondas suaves que deleitan.

Su figura es lo segundo que resalta, que si no fuera por su cabello que atrae tanto no desviaría la atención a su abundantes curvas y llenos montículos, la estrecha cintura que da la ilusión de un reloj de arena. No es en absoluto delgada como las modelos, tiene carne de más pero sin llegar a ser gorda.

Es tan espontánea y el brillo de sus ojos cafés y la sonrisa dulce que la caracteriza hizo que mi vida no fuera tan aburrida desde que llego a ella casi un año atrás. En algunas ocasiones se comporta como una niña malcriada y en esos momentos en los que defiende causas justas con un puchero en los labios apenas perceptible me hace reír.

Entro por la puerta de la cocina y en la encimera veo una bandeja con una tapa, hay una etiqueta que pone mi nombre, es mi cena pero lo que hice fue guardarla en la nevera. Jess se había encargado de pedir mi cena y dejarme satisfecho.

Imagine como sería tenerla en esta casa, en esta cocina haciendo la cena o incluso verla hinchada por llevar un hijo mío dentro de ella, ese era el plan, estaba perdidamente enamorado de Jess pero cuando leyeron el testamento del viejo todo cambio.

Necesitaba mantenerla lejos de esto o terminaría en el medio de todo, ya mi hermano pequeño la tenía en el objetivo y haría todo lo posible porque no despertara el interés de Brian.

La casa de casi mil metros cuadrados y de tres pisos está completamente en silencio, tiene la misma aura de siempre solo que ahora mis hermanos viven en ellas porque así lo pidió mi abuelo en el testamento.

Camino hasta el salón privado de mi abuela y toco la puerta dos veces antes de entrar, ella es una mujer de sesenta y cinco años, es amable y le gusta hablar de cualquier tema y cuando digo cualquier tema es porque no tiene límites de tema y no tiene tapujos.

Está tejiendo una bufanda verde, con toda seguridad es la bufanda de Brian para navidad, ella dice que el verde hace resaltar sus oscuros ojos azules.

-Hola abuela.

-Oh Ter, llegas muy tarde esta noche ¿Estabas acaso con esta linda chica...? uhm, ¿cómo era que se llamaba? Ariel! -Me río. Mi abuela fue la cómplice en la sorpresa que le di a Jess el día de su cumpleaños, ella horneo el pastel y yo la ayude, todo fue hecho en casa, la caja, el pastel...

-Es Jessie, Abuela. -Ella me sonríe y me lanza un beso. Adorábamos a Lizzie, mis hermanos y yo nos desvivíamos a ella. La casa la recuerdo llena de amor, cuando mi abuelo y sus hermanos estaban vivos, los cuatros vivían aquí desde hacía años. Cuando tuvimos el accidente de tránsito y los únicos que quedamos vivos de eso fuimos mis hermanos y yo, nos mudamos a esta gigantesca casa.

El abuelo Patrick era el más cariñoso de los tres abuelos que teníamos, jugaba con nosotros los fines de semana y le gustaba llevarnos a los juegos de cada uno, Brian a futbol, Steffan a Tenis y a mí a karate. También solía contarnos cuentos por las noches antes de dormir. El fomentaba la actividad de que compartiéramos todo y que nos teníamos que apoyar entre los tres.

El abuelo Sam era estricto, él era el que ponía orden en la casa, se desvivía explicándonos las cosas de la escuela y ayudándonos con las tareas, nos hacía horarios para saber cuáles eran las horas destinadas a los estudios y cuales a las horas de juego. Nos llevaba a museos y nos explicaba cada pintura. Era un hombre culto y educado, siempre buscaba saber más y más, se definía como un apréndelo todo. Era muy humilde y para nada egoísta, siempre nos enseñó a dar y a sacrificar cosas por los demás.

De ninguno o de los tres -WATTYS 2020-Where stories live. Discover now