Capitulo 12.

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La explosión de sabrosos sabores en mi boca me hizo cerrar los ojos y exclamar con satisfacción, mi boca salivaba por el pequeño trozo de hotcakes que tenia en mi lengua. Steffan, que tenía la cadera apoyada al filo de la mesa me miro y se rio.

-Si, son muy buenos ¿Verdad? -Me observo y se inclinó, pare dejar un beso casta sobre mis labios- Buen provecho, caramelo. -Tome un poco de café antes de hablar.

-¿Hoy es el día de poner apodos? -Le pregunte mordiéndome el labios inferior, deseaba más de sus besos, podía dejar la comida para después. Todos me llamaban de forma diferente hoy. Pero dejando de lado el hecho de los apodos y la comida, el entendía mi anhelo y se lanzó a mis labios.

-Te extrañe mucho -Me apretó a él, restregando mis senos en su pecho- Creí que iba a morir de abstinencia.

-Claro -Le dije pegada a sus labios mientras lo besaba, me separe un poco para reírme- Claro, morir de abstinencia por no verme por.. Uhm ¿Treinta horas?

-Tu no te ves como yo lo hago, ni sientes lo grande que son mis sentimientos por ti -Me acaricio el labio con su pulgar, lo mordí juguetonamente.- No me muerdas, caramelo. Prefiero que me quemes -Me guiño el ojo y reí fuerte mientras él me abrazaba y me hacía cosquillas.

-Basta Steff.. me.. ori.. Ya! -Dejo de hacerme cosquillas y me volvió a besar. Los pazos de unos tacones retumbaron a lo lejos en mi mente pero no le preste atención y pase mis brazos alrededor de su cuello. Otros pazos mas suaves, y la voz de un hombre entraron en mi conciencia, Brian. Lo quería a todos, aquí conmigo y que me llenar de caricias y places. Gemí y Steff enredo su lengua con la mía.

La puerta emitió un sonido, alguien tocando.. Pero la puerta estaba abierta! Empuje de los hombros a Steff y me reí cuando vi su cara llena de sorpresa, voltee a ver cuál era la causa de detener mi momento Hot de la mañana.

Quienes, corrijo. Brian estaba de pie en la puerta junto con una mujer de cabello corto y platinado. Brian tenía el típico rictus en sus labios pero sus ojos comunicaban otra cosa, me sonrió y comenzó a hablar.

-Perdone usted, Señorita Perkins, que la interrumpa.

-No se preocupes -Pique otro trozo de Hotcakes y me lo lleve a la boca sin dejar de mirarlo- El mejor desayuno del mes, me encanta. -Murmure señalando el contenido del plato con mi tenedor. Luego pregunte- ¿Quién es ella?

La mujer en cuestión parecía no estar sorprendida de mi comportamiento, pero ella no me conocía para no estar por lo menos escandalizada, tendría que tener cuidado con ella. Llevaba un vestido color borgoña que se ajustaba a sus pocas curvas, el típico estándar de belleza americana, rubia y sin curvas. La verdad no sé qué le ven de atractivo a eso.

-Ella es una de las chicas a la que usted evaluara para nosotros, para saber si tiene las aptitudes necesarias. Helen Hall. -Me levante de mi silla y camine hasta ella.

-Mi nombre es Jessie -Extendí mi mano y ella con su cara de mala leche extendió la suya.

-Helen Hall, como le dijo el Señor Raynard. -Sentí como Steff paso si mano por mi cintura y me pego a el, Helen se lo quedo viendo, una mirada muy apreciativa, parecía un escáner y no pase de alto la mirada que le echo a su rolex y a sus gemelos de rubí, una de sus pequeñas excentricidades.

Hoy tenia un traje de alta costura de uno de sus diseñadores favoritos, Ermenegildo Zegna. Y ese era uno de sus gustos menos caros.

-Los zapatos que tendrás que llenar son enormes -Le dijo Steff, La chica le sonrió.

-Hare todo lo posible por llenarlos, señor Reynard -Asintió con esa blanca sonrisa. En mi mente pasaba la oración escrita en una pantalla led ''Detente zorra, es mío. Son míos''

De ninguno o de los tres -WATTYS 2020-Where stories live. Discover now