Capitulo 30.

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Ayyy chamas! Se nos viene el final pronto! si logro actualizar cada semana terminamos en agosto con esta parte! Espero sean menos de diez capítulos.

Ahora si: Devorenlo

Eran las ocho de la noche cuando llegue al edificio donde Hanna vivía con su hija y su esposo casi ausente todo el tiempo. Las luces que rodeaban la torre de sesenta pisos hacía, y se reflejaba en el puro cristal hacia lucir al edificio cilíndrico como un florero enorme. El esposo de mi amiga, que en serio no me agrada del todo, es colega de angelina en su firma de arquitectos, dicha firma fue el responsable de traer a la realidad semejante edificio.

Me atrevía a decir que era un lugar más caro que en el que vivía momentáneamente. Siempre quise vivir aquí pero es demasiado costoso un miserable piso de sesenta metro cuadrados tipo loft de las primeras dos plantas.

Thomas abrió la puerta junto a mí y me sonrió mientras me entregaba la pequeña maleta donde estaba mi pijama y la ropa casual que utilizaría mañana para ir a mi departamento con mis amigas, necesitaba organizar las cosas para mi mudanza.

Todas ellas ya se encontraban aquí y tenía los nervios de puntas, tenía muchas cosas que contarles y sobre todo muchas preguntas que responder.

-No creo que puedan pegar un ojo en toda la noche –Me dice él.

-Mmh.. Disculpe no lo entiendo.

-Lo digo por el señor Steff y el señor Brian. No querían dejarla ir –Entonces me rio mientras recuerdo como Steffan me puso sobre su hombro y me regreso a la habitación diciéndome que no me iba a quedar durmiendo en la casa de otras personas que no fuera la de ellos. Además de desempacar mi bolso que volví a organizar para que el de nuevo sacara toda mi ropa.

-Estarán bien. Muchas gracias por traerme señor Thomas.

Con mi maleta de mano y mi cartera paso junto a él emprendiendo mi camino al hermoso edificio que grita ''No tienes dinero para vivir aquí'' Insoportable.

El enorme vestíbulo del lugar cuenta con un piso color negro que pulen a diario, puedo ver mi silueta. El portero me saluda cordialmente antes de dejarme pasar al área de los ascensores, tomo el del medio y una vez dentro le doy al botón cuarenta y siete.

En el silencio de mi soledad pienso en las cosas que tengo que hacer, de lo que tengo que contarles y cómo hacerlo. Por alguna razón con ello siento que soy como una niña en época de formación, regaños y felicitaciones constantes. Me hacían sentir nervioso pero tenía que contarles, eran mis amigos, quieren que sea feliz.

Las puertas del elevador se abrieron en la planta cuarenta y un hombre en ropa deportiva entro en la caja color oro, en serio todo en el lugar era ridículamente ostentoso pero no por eso dejaba de querer mudarme a un sitio así. Venía con un perro enorme y peludo, me asuste por el tamaño pero él no se interesó en mí.

-Buenas noches señorita –El hombre me dio un asentimiento de cabeza. Era enorme en serio creo que más altos que mis hombres o era que me resultaba intimidante. No quise observarle mucho pero me di cuenta que llevaba en cabello algo largo y descuidado, al igual que su barba.

-Buenas noches.

Seguimos subiendo y al fin llegue a mi destino unos segundos después, me despedí del hombre y camine por el pasillo hasta la puerta del apartamento de mi amiga.

Toque la puerta y espere unos segundos mientras sacudía mi pierna arriba y abajo. Cuando esta se abrió observe a mi delgado amigo Luis con mi querida sobrina en brazos. Lo mire con asombro por su cambio de look.

De ninguno o de los tres -WATTYS 2020-Where stories live. Discover now