Capítulo 27*

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29 de septiembre de 1815

—Señora Becher.—volteé hacia la señora Collins.—¿Desea desayunar?

—Sí, en unos momentos voy.

Dejé a un lado el libro que había empezado a leer, y me levanté para ir al comedor.

Llegué al comedor y me llevé la sorpresa de que Damien estaba allí. Mis ojos se abrieron de inmediato al verlo sentado en la cabecera del comedor, leyendo las noticias del día de hoy.

—Buenos días, Camille.—me dijo sin despegar la mirada del diario.

—Buenos días.—dije simplemente y caminé al lugar donde ya estaba puesto un plato y un hombre ya había corrido la silla para mí, a un lado de él.

Me senté y sin decir nada más, comencé a comer al igual que él lo hacia sin dirigirme la palabra, más que leyendo.

Unos minutos después, terminé de desayunar y me levanté.—Con permiso.—dije al levantarme.

Él sólo asintió y siguió leyendo.

Me di la vuelta y me dirigí a mi habitación donde había dejado mi cuaderno de dibujo, ya que no tenía más que hacer.

Al llegar, abrí la puerta y me topé con una hermosa sorpresa.

—¡Qué hermoso!—grité de alegría y ternura acercándome al pequeño y peludo cachorro que se encontraba en el suelo jugando con uno de mis zapatos.

Lo agarré en mis brazos y ella se dedicó a lamerme la cara.—Eres tan hermosa.

La acaricie y la bajé para verla como jugaba con su pequeña cola. Moría de ternura al ver su blanco pelaje.

—Espero te guste mi regalo.—escuché a mis espaldas.

Me di la vuelta y lo vi recargado en el marco de mi puerta.—Gracias, pero, ¿por qué me has regalado un cachorro?

—Porque dijiste que te gustaban los cachorros.

Rodé los ojos.—¿Y..?

—Y es parte para pedirte disculpas.

—¿Disculpas?—dije con burla inclinándome con la cachorra y acariciándole la pancita.—Bueno, da igual, gracias.

Levanté la mirada y lo vi sonriendo, a lo que me sonrojé un poco y baje de inmediato la mirada nuevamente a la cachorra.

—Estaré en mi estudio, por cualquier cosa.

—Sí, gracias.—asintió y lo vi irse.—Vamos a dar un paseo.—la tomé en mis brazos y salí de mi habitación nuevamente para ir a pasear.

En todo el camino, la pequeña se dedicó a lamerme la cara y jugar con mi cabello, yo sólo reía y bajaba las escaleras para ir al jardín más cercano.

—Vamos pequeña.—la baje de mis brazos una vez fuera.

La vi echarse a correr persiguiendo a algunas aves que estaban cerca, ella quería jugar con todo lo que veía a su paso. Yo comencé a correr para que ella me persiguiera, y así lo hizo, me persiguió y luego yo la perseguía a ella, era tan hermosa.

—¿Cómo te pondré, pequeña?—acaricié sus orejas.—Nunca he sido buena poniendo nombres.—le hablé como si ella me pudiera responder.—De hecho, espero que cuando tenga a mis hijos, se me ocurran bonitos nombres.

Me ladraba para volver a jugar mientras movía su colita felizmente, muero de ternura.

Corrí detrás de ella y ella detrás de mí. Después me di cuenta de que entramos por el mismo jardín donde había visto el árbol quemado.

Defender Mi Honor (D.M.H. 1)Where stories live. Discover now