Capítulo 36*

7.1K 679 30
                                    

01 de noviembre de 1815

Frente a mí se encontraba Damien, durmiendo.

No podía dormir, aquellos recuerdos eran más fuertes de lo que imaginé, él era más fuerte que yo, y dolía reconocerlo.

Aún recuerdo aquellos días en los que gritaba para que me sacaran de aquella habitación, hasta que me di por vencida y me acostumbré, de hecho, pensé que iba a pasar toda mi vida ahí, me había hecho esa idea, hasta que Ian abrió la puerta y sin decir una sola palabra, se fue, dejándola abierta en medio de la noche.

Analepsis

Desperté por unos fuertes ruidos en las habitaciones continuas a la que yo estaba, no podía distinguir lo que ellos hablaban, pero sí que gritaban y se oían golpes, era todo lo que podía distinguir.

De repente se escuchó un golpe fuerte, por lo que me exalté y me cubrí más con mis cobijas.

Después de unos momentos, se dejaron de escuchar los golpes y gritos, así que me volví a dormir.

....

Abrí los ojos de golpe al escuchar la cerradura abrirse y la puerta, por lo que de un salto bajé de la cama y me paré frente a la puerta para ver a Ian detrás de ella.

—¿Ian?—pregunté asegurándome que no era un sueño.

Estaba oscuro, y no sabía cuánto tiempo había pasado, pero pensaba que mucho.

Él solo me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera, y así lo hice. Pude ver que camina de una manera extraña y se tocaba el brazo y el estómago de vez en cuando.

—¿Estás herido, Ian?—luego recordé los ruidos.—¿Papá te hirió?

Shh.—me calló.—Vamos abajo a hablar.

Asentí y lo seguí.

Llegamos a la sala, donde nos sentamos en los cómodos sillones, no me había dado cuenta de que habían cambiado algunas cosas durante mi ausencia.

—Camille, lo siento mucho.

—No fue tu culpa, Ian.

—Pero no hice nada cuando padre te llevó.

—No podías haber hecho nada, iba a ser peor.

—Lo sé, pero... oh, Camille, perdóname, enserio.—agarró mis manos y por la poca luz que había, pude ver algo de sangre en una de sus cejas y algunos moretes.—¿Tan mal me veo?

Sonreí.—No, sólo veo frente a mí a un valiente caballero.

El rió y me abrazó al igual que yo a él.—Yo te cuido, Cam.

—Gracias, Ian.

Fin de analepsis

Sacudí la cabeza y me levanté de mi lugar y fui hacia Damien donde él dormía.

Lo miré, él había sido malo conmigo, pero en un matrimonio se supone que hay cosas malas y cosas buenas.

El matrimonio de mis padres era un claro ejemplo, siempre peleaban, no frente a nosotros, pero peleaban. Nunca supe el motivo de sus peleas más fuertes, que llevaban a mi madre a llevarnos a la casa de la tía Caroline y estar semanas o meses ahí.

—¿Vas a acostarte a mi lado o vas a seguir observándome?—di un pequeño brinco. Damien se había despertado pero seguía en la misma posición, con los ojos cerrados.—Lo siento.

Defender Mi Honor (D.M.H. 1)Where stories live. Discover now