Defender Mi Honor (D.M.H. 1)

Capítulo 34 parte 2*

Analepsis

Después de que mi padre me encerró en otra habitación, no pude hacer nada más que llorar amargamente.

—¿Por qué lo hiciste Camille?

Me repetía a mí misma por haber confiado en él de esa manera, iba a hacer algo estúpido, había hecho algo estúpido al haber confiado en él.

Golpeé con mis manos la pared mientras soltaba gritos que seguro se escuchaban por toda la casa.

—¡Eres un idiota, David Wells!

Gritaba enojada hacia él.

Mi padre me había llevado a la fuerza frente a todos mientras yo gritaba y todos veían como él me llevaba, si, había cometido algo "impropio", pero no era motivo para tratarme así.

Me había encerrado y por la ventana de ese cuarto, aún veía el carruaje de David Wells, aún no se había ido.

Después de unos minutos, escuché la puerta abrirse y era él.

Antes de que él hablara, yo me adelanté.

—¡Eres un maldito! ¡Confié en ti! ¡¿Así me pagas?! ¡¿Delatándome?!

Golpeé su pecho y sus piernas, pero él se quedó allí, sin moverse.

—No tenía opción, Cam.

—¡No me llames así! ¡No después de lo que hiciste!

—¡NO IBA A HUIR CONTIGO, CAMILLE!—paré en seco al verlo tan enojado.—¡¿Es qué no entiendes?!

—No te atrevas a levantarme la voz.—dije lentamente.

—¿Qué querías que hiciera, Camille? ¿Batirme a duelo con tu padre y tu hermano?

—¡Confié en ti y me traicionaste!

—¡Tú planeaste todo esto! Yo me había resignado a no estar contigo, después de hablar con tu hermano.

—¡¿Por qué no lo dijiste ese mismo día que fui detrás de ti a rogarte?!—gritaba con furia.

—¿Acaso pensaste que el lugar donde nos fuéramos, ibas a vivir bien, cómo lo haces ahora mismo? ¡No! Tu padre iba a buscarte hasta encontrarte, iba a ser peor.

—¡Y ahora estás casado!

—Es hija de un marqués, en Francia.

—¡NO ME IMPORTAS MÁS!

—¡ESCUCHA CAMILLE!

—Vete.

Parpadeo desconcertado, pero se recompuso de inmediato.—¿Qué me vaya? Claro, sólo eres una niña malcriada que no piensa las cosas antes de hacerlas.

Mi coraje aumentó y le di una bofetada aún que él estuviera más alto que yo.—¡NO TE ATREVAS A VOLVER A HABLARME!—me acerqué a él.—Desearía jamás haberte conocido.

—Algún día nos veremos, y no sabes cuánto disfrutaré volverte a recordar estos tiempos.

—¡FUERA! ¡LARGO DE AQUÍ!

Él se fue riendo y antes de cerrar la puerta me vio directamente pronunciado aquellas odiosas palabras.

—Te amo.

Fin de analepsis.

..............

30 de octubre de 1815

—Camille...—escuché a Damien.—Él es el señor Wells.

—Repito, milady, un placer conocerla.—dijo él.

No podía ser cierto, él no podía aparecer ahora mismo.

Seguí sin responder, sin embargo, hice una reverencia sin bajar la cabeza, no dejaría que viera que me afectaba.

—Por fin tengo el placer de conocer a la esposa de mi gran socio.—dijo con una sonrisa.

—Señor Wells, ¿dónde está su esposa?—dije por fin, a lo que Damien me vio sorprendido.

—Ella está en casa, con mis hijos.

A pesar de que había pasado bastante tiempo, él seguía viéndose apuesto.—Espero algún día tener el placer de conocerla, apropiadamente.—dije.

—No sabe cuánto ella lo desea, pero aún más yo, milady.

Aparté la mirada de él para ver a Damien, que a pesar que mantenía su porte, sabía que moría por interrogarme.—Damien.—agarré su brazo.—Me gustaría marcharme, es muy tarde.

—En unos momentos estoy contigo en el carruaje.

Asentí y le di una última mirada a el señor Wells que sonreía como aquella vez que me dejó en aquella habitación después de sus cínicas palabras.—Espero volverla a ver, señora Becher.

Yo sólo lo miré y me di la vuelta sintiendo su intensa mirada y sentir como Damien se apresuraba hacia mí.

Agarró mi brazo y dije lo mismo qué él había estado diciendo.—Hoy no, Damien, hoy no.—me solté de su agarre y caminé rápidamente al carruaje donde esperé a Damien hasta que llegó y fuimos fe regreso al hotel sin dirigir una palabra.

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Editado el 6/junio/2020