Capítulo 19: El padrino cobarde

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Los ojos de Fred se cristalizan, pero él no permite que las lágrimas salgan; se dirige hacia la cocina sin hablarme, dejándose caer al lado de Remus. Suspiro, me dirijo a un lado de Harry y me siento con las manos sobre mi regazo.

Remus saca algunas cervezas de mantequilla de entre su capa de viaje, me niego a tomar una pues no creo que el sabor dulzón de la bebida me ayude de mucho ahora.

—Hemos estado por estos rumbos desde hace tres días—acepta—Pero no pudimos acercarnos hasta estar seguros de que ningún mortífago nos detectaran. Aun así, necesito saber que pasó luego de que escaparan de la boda. Supongo que han llegado aquí justamente después de eso, ¿No?

—No—dice Harry—Llegamos después de toparnos con algunos mortífagos en Tottenham Court Road

Remus escupe la bebida, salpicándonos un poco en el acto.

— ¿Qué?

—Como lo oyes

—Pero, ¿Cómo pudieron encontrarlos tan rápido? No es tan sencillo detectar a una persona cuando ésta desaparece

—O quizá aún teníamos el rastro cuando salimos de la madriguera

—Eso es imposible—dice Remus, casi riendo—Quizá ahora estén patrullando por todo Tottenham Court Road, y eso me preocupa

—En todo caso—intervengo, ganándome una mirada de Fred, del que no se ha dignado a hablar en lo que va de la conversación—Cuéntanos que pasó con ustedes cuando nos fuimos. No hemos tenido noticias desde el patronus del Señor Weasley

—Bueno, Kingsley nos salvó. Gracias a su advertencia la mayoría de los invitados pudo huir antes de que los mortífagos aparecieran

»Había más de una docena. Todos creían que aun estaban ahí, chicos. Arthur oyó el rumor de que habían intentado sacarle su paradero a Scrimgeour mediante la tortura antes de matarle; si es cierto, no cedió.

La mano de Harry aprieta la mía por debajo de la mesa. Después de todo Scrimgeour ha intentado salvarnos, de alguna manera muy peculiar.

—Registraron la Madriguera de cabo a rabo pero como es obvio, no encontraron nada—dice Fred ceñudo. Paso saliva sin atreverme a mirarle—Buscaron también en todas las casas de los miembros de la Orden, pero tampoco encontraron nada; fueron duros y quemaron la casa de Dedalus Diggle y utilizaron la maldición cruciatus contra la familia de Tonks. Todos están bien, un poco ariscos, pero bien a fin de cuentas

—Los mortífagos se han apoderado del ministerio—acota Remus—Ahora poseen mas fuerza de la que ya tenían. Es por eso que lograron entrar a las casas de la Orden aun teniendo los encantamientos protectores

—Y no solo eso—Fred saca de entre su ropa una hoja de periódico para lanzárnosla a Harry y a mi—Ya tienen en sus manos a toda la edición de El Profeta

Tomo la hoja y la leo, el estómago se me revuelve al ver la fotografía en el centro, que ocupa casi toda la hoja.

BUSCADOS PARA SER INTERROGADOS SOBRE
LA MUERTE DE ALBUS DUMBLEDORE

Le paso el ejemplar a Harry antes de llevarme ambas manos a la frente. Ron y Hermione rugen indignados, pero Harry y yo no decimos nada. Si bien se nos ha culpado un tiempo por lo sucedido con Dumbledore, esto está más allá de lo que de verdad pasó; aunque no me extraña, si los mortífagos tomaron El Profeta, el poner un letrero con mi nombre y el de mi hermano no es lo peor que pueden hacer.

—De verdad que lo sentimos, chicos—dice Remus—Además, ahora con la muerte de Rufus, Pius Thicknesse se ha convertido en el nuevo ministro de magia, aunque se dice que está bajo la maldición Imperius

»Always, Potter [Fred Weasley]«Where stories live. Discover now