Capítulo 37: Adiós popó

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—Eres Bellatrix Lestrange, no una colegiala estúpida

—Hey, bájale dos rayitas a tu actitud, Griphook—digo, cogiendo la capa por uno de los extremos en lo que caminamos hasta Gringotts con Ron y Hermione (que ahora lleva la imagen de Bellatrix) llevando la delantera. El duende se ha molestado pues Hermione acaba de saludar a un mago—Diablos, para ser tan pequeño eres muy gruñón

—Cállense los dos—espeta Harry cargando a Griphook—Entremos

Las enormes puertas del banco mágico se abren dejándonos el paso; Harry, Griphook y yo tenemos que entrar rápidamente antes de que las puertas se cierren y se den cuenta de que estamos aquí. Caminamos sigilosos por el pasillo principal; las miradas de los banqueros se posan en Hermione y Ron y por un segundo pienso que saben de nuestra presencia.

Miro a través de la capa notando que en las paredes del banco hay una serie de carteles con mi cara y la de Harry.

INDESEABLE NUMERO UNO

INDESEABLE NUMERO DOS

Mi foto está justo encima de la leyenda de INDESEABLE NUMERO DOS y debajo de ella están un par de párrafos que no logro distinguir. Caminamos hasta un pedestal alto, donde un duende lleva las cuentas sin prestarnos atención.

Hermione carraspea la garganta para que el pequeñín le preste un poco de atención.

— ¡Oh! Madame Lestrenge, ¿En qué puedo ayudarla?

—Quiero entrar a mi bóveda

Él la mira con ceño, como si se hubiese dado cuenta de que no se trata de la legítima Bellatrix. Le doy un codazo a Harry, avisándole que todos los demás banqueros miran hacia nuestra dirección.

— ¿Podría mostrarme una... identificación?

— ¿Identificación?—pregunta Hermione tratando de parecer ofendida por su petición. Siento el sudor bajar por mi cuello a causa del desasosiego—¡No necesito identificarme para entrar a mi propia bóveda!

—Con que nos muestre su varita será suficiente—dice, estirando una de sus largas y huesudas manos. Hermione titubea pero intenta no salirse de su papel

—Lo saben—nos susurra Griphook—Deben de haberles avisado

— ¿Qué hacemos?

Griphook le da un golpecito a Harry en el hombro para que gire lentamente hacia la derecha.

— ¡Háganlo ahora! ¡La maldición imperius!

Harry saca de entre la capa la varita de Draco y susurra:

— ¡Imperio!

El duende parece olvidar que es lo que está haciendo y sonríe, baja del pedestal y les hace una seña para que avancen detrás de él.

— ¡La llevaré a su bóveda!

Harry, Griphook y yo suspiramos aliviados antes de caminar detrás de ellos.

Mientras viajamos en el carro a través de Gringotts hacia las bóvedas, Harry nos quita la capa de invisibilidad pues ya no la necesitamos del todo. El carrito da tantas vueltas que me marea y no es hasta que atravesamos una cascada que me doy cuenta de que el efecto de la poción multijugos ha terminado. El carrito se detiene y de un momento a otro caemos hacia el vacío.

— ¡Arresto momentum!—grita Hermione

Quedamos suspendidos en el aire; las puntas de mis pies rozando con la piedra del suelo. Finalmente caemos, golpeándonos el pecho. Hermione cae sobre mí, lastimándome la espalda.

»Always, Potter [Fred Weasley]«Where stories live. Discover now