»Always, Potter [Fred Weasley]«

Capítulo 30: La gran pelea

—Es imposible. No se destruye con nada—digo, secándome el sudor de la frente

Desde hace tres horas hemos intentado de todo para destruir el relicario, pero se resiste a cada cosa que intentamos. Caminamos alrededor del bosque queriendo eliminar el Horrocruxes pero nada parece ser lo suficientemente bueno.

Y básicamente, este es nuestro plan de respaldo.

No podemos pensar en otra cosa que hacer o a qué lugar ir. Si bien tenemos uno de esos Horrocruxes, todavía quedan varios por encontrar y las pocas ideas que tenemos se nos agotan.

Estamos cansados, eso es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Después de mis intentos para destruir el amuleto, Harry continúa atacándolo, pero con el mismo resultado que yo. Entonces se cansa, coge el relicario y se lo echa al cuello, molesto.

—¿Qué haces?

—Lo guardo mientras pensamos en otra cosa para deshacernos de él

—Harry...

—Iré a dar un paseo

Le tomo la mano antes de que se aleje y camino junto a él; ya parece que voy a dejarlo ir por ahí solo sabiendo como es de impulsivo. Caminamos entre la hojarasca y los arbustos del bosque hasta que se detiene lejos de nuestro campamento y se deja caer en el suelo, hago lo mismo a lo que él observa el relicario.

—¿Qué haremos si esta cosa no se rompe?

—Lo hará, se romperá

—¿Hasta cuándo? ¿Cómo?—le da vueltas al guardapelo mientras que con su otra mano deshace las hojas debajo de él

—Pronto. Sólo... no te desesperes. Las cosas parecen ser más lejanas cuando se les busca con desespero

Harry niega y a estas alturas no me sorprende que no quiera escucharme. La mano con la que toma las hojas ahora se prende de mi mano, acariciándola.

—No quiero que esta travesía se convierta en algo temporal

—¿A qué te refieres?

—Ahora que el mundo mágico está en éxodo, podemos encontrarnos tanto a muggles como carroñeros y a magos que han sido acusados de lo contrario, Skyler. Si pasamos meses internados en este bosque, siguiendo pistas inexistentes, ¿Qué pasará contigo?

Mis cejas se fruncen por el desconcierto.

—¿Qué es lo que tendría que pasarme?

—No quiero que tu hijo nazca en medio de un monte y mucho menos en mitad de una guerra

Le sonrío de lado, devolviéndole la caricia que él me está dando.

—No te preocupes por eso

—¿Qué no me preocupe? Sky, se trata de nuestra familia. No puedes pedirme no preocuparme

—Estaremos bien—le aseguro—Hemos pasado por cosas peores, ¿Recuerdas? Aquella vez en la que Cedric...

—Si—Interrumpe—No quiero hablar de eso

—Bueno—suspiro, anticipando sus palabras—Eso sin duda fue peor que estar aquí. Ver morir a un amigo... no es lo que más querrías presenciar en tu vida

—¿En qué se diferencian ambas situaciones?

Mi sonrisa se ensancha, dándole a Harry la seguridad que ha perdido.

—En que ahora Voldemort siente miedo—le digo, recordando la manera en la que reaccionó en la mansión Malfoy—Y nosotros hemos aprendido a manejarlo