Capítulo 14: El Espectáculo De Tu Cuerpo

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Advertencia: Light Lemmon (+18)

Decir que estaba impaciente era poco, no recuerdo ver tanto el reloj como en los últimos minutos, creo que en mi vida he estado tan impaciente por algo como ahora, conversaba con el nono Billy, cuando de pronto sentí su mirada en mí, gire un poco mi rostro y mis ojos se conectaron con la espléndida mirada de mi princesa, luego de unos segundos bajo su mirada mordiéndose sensualmente el labio y ese hermoso sonrojo adorno sus mejillas… Dios mi princesa estaba pensando en algo y estoy seguro que sería bueno… muy bueno, de pronto mi ansiedad empezó a trasladarse a otras partes de mi cuerpo, y tuve que pensar en algo que me enfriara rápido si quería terminar con la velada, tenía que concentrarme, solo faltaba una hora, mis hijos habían estado correteando por todo el salón de un saldo a otro, alegres, pero ya empezaban a dar señales de que el sueño y el cansancio comenzaban a hacer mella en ellos… pronto estarían dormidos, y yo no podría estar más feliz por ello.

 
Mientras Billy me conversaba sobre cosas fascinantes del viñedo, ofreciéndose a llevarme a hacer un recorrido, por las bodegas donde se produce el vino, yo seguía a mi princesa por todo el salón, justo ahora se encontraba sentada en el sofá, contándole una historia a nuestros hijos, estábamos en invierno y el frío en los últimos días había sido despiadado, pero los Nonos se ocuparon no solo de subir la calefacción, sino también de encender la chimenea del salón, y ya les había agradecido no menos de diez veces el detalle, no solo porque nos sentíamos increíblemente a gusto, sino porque le dio a mi ángel la oportunidad de usar un vestido… vestido que estaba a punto de causarme un paro cardíaco, y que segundo a segundo atentaba con mi autocontrol, allí desde donde me encontraba podía tener una vista privilegiada de las hermosas piernas de mi princesa, que estaban como bien sabía ella que me gustaba, culminaban en unos fantásticos zapatos de diseñador, imposiblemente altos, que solo lograban que sus piernas se vieran más exquisitas de lo que ya eran …. De nuevo me encontraba mirando el reloj y rogando porque los minutos pasarán.
Me encontraba embelezado admirando la hermosura de mi princesa, cuando el nono interrumpió mis pensamientos.

- Es muy hermosa, no es cierto?.- dijo señalando a mi Sofi, con la copa que sostenía entre sus dedos.

- Mucho más que hermosa, es una Diosa.- le dije lo que sinceramente pensaba.

- No entiendo como con el amor que se tienen dejaron que les pasarán todas esas cosas.- me dijo a modo de reflexión… creo que más para él que para mi.

- No sabes cuantas veces me he preguntado yo lo mismo en estos últimos años, pero ya perdimos demasiados años como para perder tiempo valioso haciéndonos preguntas, lo único que quiero es poder rehacer mi vida con mi princesa, donde quiera ella que sea… Aquí o en Chicago, donde sea, pero juntos. – le dije.

- Eso va a suceder hijo, no tienes que ponerlo en duda.- me dijo el nono, agradecí sus palabras, yo confiaba que eso sería así, pero necesitaba continuamente confirmación de terceros.-  Supongo que se irán a Chicago.

- No puedo asegurarlo.- le dije.

- Yo sí… Christopher, crees que alguno de ustedes podrá seguir separado del otro.- yo me limité a negar con la cabeza.- y crees que ustedes podrán estar lejos de Christine.- volví a negar con la cabeza.- sobre todo porque mi principesa ha pasado todos estos años lejos de la pequeña, solo la dejó ahí por ti, cuando llegó a Montepulciano, estaba increíblemente triste, solo los pequeños lograban sacarla de la cama, Owen y Damian, hacían todo lo que podían y más para poder animarla, pero nada parecía poder colocar esa hermosa sonrisa en su rostro, su dolor por la pérdida de su mariposita era infinito, además de que se encontraba terriblemente deprimida por como te dejo en Londres, creo que en más de una oportunidad se planteó buscarte, la desesperaba saber como te encontrabas, pero creo que el dolor hacía que colapsara de nuevo.- mi corazón se oprimía mientras Billy, me contaba esos días de la vida de mi princesa, que aparecen como páginas en blanco en su historia, no podía quitarle los ojos de encima, mientras la veía con toda la tristeza que su dolor podía dejar en mi mirada y mi alma, como siempre nos ocurría mi princesa se percató de mi mirada y levanto su vista, que inmediatamente se enganchó con la mía. Al notar mi estado de ánimo, hizo ademán de levantarse, pero le hice un gesto con la mano, pidiéndole calma, a la vez que negaba con la cabeza y le regalaba una pequeña sonrisa que esperaba la tranquilizaba, diciéndole un mudo “te amo”, que me correspondió con una deslumbrante sonrisa.- Las noches eran particularmente difíciles.- seguía contando Billy.- cuando no se despertaba gritando y buscando a su mariposita, entonces se despertaba gritando y buscándote, preocupándose por ti, sufriendo por tu dolor.

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