Capítulo 21: Revelaciones

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Desperté a media mañana, cuando ya el hambre hacía estragos en mi cuerpo, pero no era para menos después de la maratónica noche que viví al lado de mi esposa, si había sido memorable antes de que me dijera que estaba embarazada… después de la noticia todo se intensificó millones de veces más…
Todavía mi corazón latía emocionado y de manera alocada cuando pensaba que en poco tiempo tendría en mis brazos a la pequeñita copia de mi princesa, porque si de algo estaba seguro era de que sería una niña, y que sería la copia al carbón de mi ángel, otra hermosa princesita a la que consentir, otra “niña llorona” como le decía Christ's… pero sería mi pequeñita llorona, mi preciosa florecita, la más pequeñita de mis princesitas.
Me levante con cuidado de no despertar a mi princesa, se veía pacifica y hermosa, sumida en el sueño, acurrucada y con ese hermoso cabello castaño regado por la almohada…
Dios me moría por besarla, pero debía dejarla descansar, ahora debía cuidar de mi hermosa esposa embarazada.

Fui para la cocina a buscar el desayuno que ya había dejado adelantado ayer, tenía yogurt y frutas, cereales, jugo, leche, había un café especial que sabía le encantaba a mi princesa, pero en su estado preferí pasar del café, preparé unas tostadas, con queso, y también coloqué una fuente con mermelada, no era demasiado elaborado, pero la verdad es que no quería estar demasiado lejos de mi princesa, ya en el aeropuerto antes de abordar la llevaría a desayunar de nuevo si ella quería.
Entre en el cuarto y no la encontré, la llamé y no me respondía, y luego unos sonidos que me preocuparon me alertaron de que se encontraba en el baño, deje con cuidado la bandeja en una mesita que teníamos en la habitación del chalet y me apresure al baño, para encontrar a mi princesa con la cabeza sobre el retrete.

- Cielo estas bien?. – le pregunté acercándome a ella y haciendo circulares y reconfortantes movimientos en su espalda o eso esperaba.

- Estoy bien Christ's. – me dijo. – Son solo náuseas matutinas. - No pudo seguir, porque terminó vomitando de nuevo. – Sal de aquí. – me dijo.

- No pienso irme a ningún lugar. Acaso no quieres que esté a tu lado. – le dije medio indignado, medio dolido.

- Cariño claro que quiero, pero esto es asqueroso. – dijo sentándose en el suelo, con su espalda y cabeza apoyada contra las frías baldosas de la pared del baño, tenía la frente perlada de sudor  y estaba increíblemente pálida. -  No es muy glamoroso ver a tu esposa adorando el retrete en la primera mañana luego de la noche de bodas. – dijo con un forzada sonrisa.

- A pesar de lo desagradable que es para ti, es maravilloso cuando se conoce la causa princesa, y sinceramente no puedo ser más feliz de lo que soy ahora, lo único que lamento es que te sientas y la pases mal. – le di un beso en la frente, y me levanté del suelo, para mojar un paño para que se lo pasara por la frente y lo colocara detrás del cuello, mientras salía a buscar una botella de agua mineral y unos vasos que anoche había llevado para la habitación.

- Gracias Amor. – me dijo tras beber un sorbo del agua. Tomé su cepillo de dientes, y se lo di para que terminara con el sabor desagradable. Una vez que terminó y me dio una dulce sonrisa, la tome del suelo en brazos para llevarla de nuevo a la cama. – Gracias esposo, eres el mejor. – me dijo para dejar un pequeño beso en mis labios. -  Te Amo.

- No tienes que agradecer, yo quiero cuidar de ustedes. – repetí su acción dejando un beso en sus labios, y otro en su vientre. – Te amo. – le dije mirándola. – Las amo. – dije besando de nuevo su vientre. - Y aquí tengo el desayuno para mis princesas. – le dije acercando la bandeja a la mesa.

- Princesas?.... de acuerdo que ayer te di la razón en cuanto a lo de “tu florecita”… pero sinceramente amor, no podemos saber si será una princesita u otro príncipe. – me dijo. – además a mi me gustaría otro niño como tú.

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