Capítulo 23: Marca De Nacimiento

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De camino a casa todo era silencio, los pequeños se quedaron dormidos durante el trayecto, mi princesa iba sumida en sus pensamientos, pero cuando sentí su afloje en la mano que llevaba sobre la mía entendí que se había quedado dormida también.
Cuando llegamos a casa deje el coche en el garaje, estaba debatiéndome si despertar a mi familia o enfrentarme a la titánica tarea de llevarlos todos a sus respectivos cuartos en brazos… así que me detuve a observarlos, y la verdad es que  todos se veían pacíficos, adorables y angelicales, así que no tenía corazón de despertarlos, al menos sabía que mi falta visitas al gimnasio estas últimas semanas serían castigadas hoy, después de mucho pensarlo decidí llevar primero a Jane, porque no quería que Keyla o Lizzie se despertaran asustadas y yo estuviese muy lejos para atenderla.

Así que primero subí a Jane, luego a Christ's, las siguientes Keyla y Lizzie, y por último mi princesa que se acurrucó en mi pecho, ronroneando, de no ser por la tensión del día y porque realmente mi princesa necesitaba descansar ya se me ocurrirían un par de cosas… pero era mejor dejar mi libido de lado porque tenía aun cosas que hacer, así que deje a mi princesa en la cama, y me toco hacer de nuevo el recorrido por el cuarto de los pequeños, quitando zapatos, blusas, vestidos, camisas y pantalones, ligas para el pelo, ganchos y listones y enfundando a los pequeños en sus pijamas… se suponía que debían lavarse los dientes, pero ciertamente no pensaba despertarlos, esperaba que no contribuyera a que ganaran caries. Después de arroparlos a todos y darles sus respectivos besos de buenas noches y decirles cuanto los quería regresé a mi habitación, antes de repetir el proceso con mi princesa, entre a la ducha y me preparé para dormir, aunque sinceramente debí hacerlo al revés porque me tomó todo mi autocontrol no tener que tomar otra ducha, pero de agua fría… pero lo conseguí, me acerqué a la cama y pude descalzar a mi princesa, también quitarle el vestido, sabía toda la presión que había sentido durante toda la noche así que tomé un recipiente que siempre había guardado en el baño, para que mi ángel colocará agua de rosas para refrescarse el rostro, y lo llene de agua tibia a la que agregué pétalos de rosas, que mi esposa siempre insistía en tener en el baño para poder colocarlos de cuando en cuando en la tina o en el agua con el que se refrescaba el rostro, siempre había sido así, así que llevé el agua y unas toallas que moje ligeramente, rozando con ellas el cuerpo de mi Diosa, esperando poder liberar la tensión de su cuerpo y hacerlas sentir mejor, tanto a ella como a mi florecita, sus exquisitos gemiditos de placer iban a lograr socavar mi autocontrol, pero debía dejarla descansar, fui también por el desmaquillante para quitar el poco que se había puesto… Busque una de las franelas que uso para dormir y libere sus hermosos pechos del fastidio del sujetador, y tras dejar las cosas en el baño me traje conmigo una crema que adoraba mi Sofi, y así aún dormida le di un pequeño masaje en los pies y en las manos.

Podría pensarse que era mejor dejarla dormir, pero al salir de la ducha la había encontrado totalmente tensa y tras consentirla un poquito noté como toda esa tensión provocada por todas las revelaciones, como esa tensión que dejó en nuestros cuerpos todas las verdades y todos los horrores se habían ido poco a poco en cada suspiro, en cada gemido, en cada ronroneo.

Baje a la cocina, a buscar el agua y las galletas saladas y las deje a su lado, y pude al fin encontrar la paz y tranquilidad que necesitaba al lado del cuerpo de mi princesa, me acosté y la atraje hacia mi, haciéndola acurrucarse en mi pecho, y ella suspiro tranquila.

- Te amo. – le dije, besando suavemente su cabello.

- Te amo mi vampiro. – me dijo acurrucándose más y volviendo a su más profundo sueño.

A la mañana siguientes dulces besos por mi cara estaban logrando que me despertara…

- Buenos días amor. – me dijo mi esposa.

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