Capítulo 20

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Hola mis ternuritas!

Este capítulo salió antes de lo que esperaba gracias a la maravillosa Onibi (Una artista a la que sino stalkean lo deberían empezar a hacer), a quien también le escribí el capitulo con todo el love del mundo. Mi adorable murciélago espero que sea de tu agrado mi muto.

Bueno, no les daré mis discursos latosos, solo que esté capítulo lo narra Osomatsu.

¡Espero que sea de su agrado!

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Amaba mentirle a Ichimatsu.

Me encantaba que nuestro romance se sintiese cual daga incrustándose en medio del pecho; llorando sangre, que las lágrimas y el veneno se escupiesen en el rostro ajeno; desgarrándolo. Romper, pelear, frustrar, amar, jodernos, destrozarnos, pudrirnos juntos en un averno de rencor y pasión. Borracho en la seducción, drogado por el deseo.

Veneraba esos tóxicos y encantadores ojos amatistas, esa torcida personalidad; rota, abatida y dañina. Me fascinaba la combinación en la que nuestras almas se fundían, dos suicidas en espera de la muerte mientras las llamas consumían un mundo tejido por la farsa y el resentimiento. Odiarnos en plena relación.

"Osomatsu" Su voz, frágil y delicada clamando por mis caricias "Promete que no te aburrirás de mí" Ser monstruoso y superior.

Amaba mentirnos en un círculo de destrucción. Vicioso, sensual.

Ya no más.

En algún punto de nuestro romance dejé de pretender y comencé a escuchar aquel desolado llanto y a leer el cansancio en una disputa satírica; aquello dolió. Empecé a ver como la sonrisa de Ichimatsu nacía para alguien más y no lo pude tolerar, sabiendo que yo estaba encantado por un dulce y aniñado primer amor. Fui celoso y egoísta, ambas vidas destrocé. Ahora lo debo arreglar. Por él.

Un suspiro se ahogó entre mis labios y mi tráquea al recordar la decepcionada y amarga expresión que el de cabello despeinado me entregó luego de su encuentro con Atsushi. Mis manos apretaron el envase de plástico en donde me encontraba guardando un almuerzo mal improvisado; frustrado. Karamatsu era apenas un niño, de sueños frágiles y corazón blando, el amor que le profesaba al enfermero era una broma mordaz al tratarlo de ocultar, no lo comprendía. Cuando estaba escrita la necesidad, no era necesaria la presencia de la terquedad. Tontos.

"¡Osomatsu!" La voz del más bajo resonó por las paredes de su habitación, sus pasos hicieron eco hacia la sala de estar "¿Cómo mierda fue que pasó esto?" Ichimatsu apretaba con la mandíbula tensa y una mirada frenética esa vieja y gastada corbata con el dibujo de una calavera. Masoquista.

"Eso es lo que le pasa a la ropa cuando la usas mucho" Mi respuesta lo pareció fastidiar "Ya la deberías dejar, esta vieja y fea" Pero ambos sabíamos que él no podía.

"Es algo así como un amuleto de buena suerte" Sus mejillas se tiñeron de un sutil carmín "Sino la uso en el trabajo" Nostálgico y enternecedor "No lo tendré a él" Lejano.

"Pensé que habías tomado una decisión" Sus ojos me esquivaron, repasando con un pretencioso aburrimiento los cuadros que colgaban sobre los muros del apartamento "Que ya no pensarías en él" Centrándose en los míos en un silencioso ruego.

"No lo hago" Sabor a mentiras y dolor "Pero me gusta esa prenda" ¿Por qué te permití llegar a estos extremos? "Eso no es un pecado" Perdón.

"Supongo" Lamento no haberte sabido amar.

"Ya da igual" Ni saber que era lo correcto a hacer "No es como si a los del hospital les importase" Las orbes del más bajo se centraron en el desastre gastronómico que había armado sobre la mesa "¿Qué?" Sus labios se volvieron a cerrar, prediciendo mis palabras.

El rol protagonicoWhere stories live. Discover now