Capítulo 11

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DESCLAIMER: Los personajes y situaciones narradas en ésta historia no me pertenecen, ésto es propiedad de Fernando Gaitán y RCN, yo solo escribo para mi entretenimiento y sin fines de lucro.

Bueno, como lo prometido es deuda, aquí traigo otro capítulo de Betty. Por otro lado estuve saliendo varias veces del estado donde vivo, para cumplir con unos requisitos del que será mi trabajo, pero como no es justificación, confío en que disfrutarán con éste cap, igual que lo hice yo al escribirlo /o/

¡Un punto más, lo que encuentren con cursiva, son recuerdos!

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Capítulo 11

Soltó un suspiro que podría haberse escuchado hasta producción, aún no se hallaba en condiciones de trabajar como era debido y ahora se encontraba frente a la puerta de presidencia para empezar con aquel juego. A su espalda Bertha y Sofía no dejaban de mirarla y seguramente se preguntaban el porqué de su presencia, todavía contaba con unos días para su completa recuperación, lo que no tenían en mente, es que estaban por iniciar las transacciones que involucrarían a TerraModa y EcoModa.

Acercó los nudillos a la madera del pórtico y se escuchó el suave golpe de éstos al impactar contra la superficie; entre sus dedos mantenía asegurada su cartera, sitio donde reposaban la chequera y los sellos de su empresa de inversiones. El sonido de una tabla deslizándose le llamó la atención y pegó un brinco por el susto, Betty se encontraba frente a ella con ese atuendo condenadamente feo y escandalosamente rojo.

— Que bueno que llega — le impidió el paso a la oficina, cerrándola detrás de su cuerpo, la castaña levantó una ceja — ¿Se vino usted sola? — ladeó la cabeza con curiosidad, antes de enfocarse en lo importante — ¿Trae la chequera y el sello? — murmuró por lo bajo, notando los ansiosos ojos de la chismosa del cuartel.

— Me encuentro muy bien, Betty, agradezco tu interés — abrió la cartera dejando ver los objetos en cuestión — y no, Nicolás me acompañó, está abajo esperando por ti.

— Ya bajo, pasemos primero con Don Armando — le siguió por el camino que bien conocía y miró a los hombres más guapos de la empresa, les sonrió disimuladamente. La colombiana se apresuró a cerrar de nueva cuenta y entregarle al Dr. Mendoza lo que había requerido — Qué gusto verlos, ésta oficina siempre es más bonita con ustedes en ella, mi corazón se alegra.

Esmeralda se sentó a un lado de Mario, ofreciéndole la mano a modo de saludo y escuchó un "¿Cómo le va?" muy suave, su jefe no desistía ni un poco — Discúlpeme por haberla hecho venir hasta acá y más por el estado convaleciente en el que se encuentra — pudo distinguir el intercambio de miradas que surgió entre los dos hombres — ¿cuándo regresa a trabajar?

El castaño de bonitos ojos captó la atención de su asistente, dejando que Armando acomodara sus ideas y planeara la forma de contarles el plan que estaban construyendo. Beatriz pidió permiso para bajar a ver al esperpento de economista y la Galván se quedó a solas con aquellos caballeros, una pequeña charla había nacido entre los invasores de presidencia.

— Tenía entendido que en México la comida está muy condimentada, se me hace extraño que usted haya caído con las delicias de Colombia — Calderón entrelazó sus dedos a la altura del estómago y subió el tobillo sobre la rodilla, parecía demasiado entretenido con la historia de su empleada, que con los problemas de la empresa — Una mala combinación y exceso de ejercicio puede hacer caer a cualquiera — sonrió Esmeralda luego de responderle.

— Me da gusto que vaya mejorando, pero centrémonos en el punto, ¿quieren? — el azabache iba a comenzar con su explicación, cuando "vampirín" hizo su aparición. La mexicana estaba segura que habría despachado a Nicolás y pronto se enterarían del uso que le darían a la chequera — Perdón, doctor, pero ¿para qué las necesita? — señaló al escritorio bajo el escrutinio de los otros comensales — Las necesito porque su empresa le hará un préstamo a mi empresa, pero vaya a almorzar tranquila, ¿no gusta acompañarla?

Yo, ¿en Betty la Fea?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora