Capítulo 14

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El Rey lo condujo hacia el salón donde habían desayunado juntos por primera y única vez, Otabek caminando apresurado pero tratando de no pisarle los talones

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El Rey lo condujo hacia el salón donde habían desayunado juntos por primera y única vez, Otabek caminando apresurado pero tratando de no pisarle los talones. Estaba seguro que no era buena idea fastidiar de esa forma a un hombre mitad tigre.

El hogar en la sala estaba encendido y desprendía una calidez embriagadora, que tentaba a Otabek a sentarse en el sofá a tomar una siesta, sumado a la tenue luz que ambientaba en esos momentos. El frío empezaba a hacer estragos en Novokabirsk pero él casi ni lo sentía de tanto tiempo que pasaba adentro del castillo. Un tenue aroma a comida recién preparada venía de la mesa recientemente dispuesta por lo que parecía ser una mujer cisne dando los últimos toques.

-Buenas tardes -saludó la mujer, notablemente más baja que Otabek a causa de su cuerpo-. Mi nombre es Lilia, es un honor finalmente conocerte.

-Hola -balbuceó-. Soy Otabek. El honor es mío.

Tras decir aquello le dio una leve reverencia. Si no se equivocaba, Lilia había sido la reina de Novokabirsk hasta que Yuri hubiese cumplido la mayoría de edad. Y con solo verla no le quedaban dudas: tenía el porte de una verdadera reina.

Ella le respondió la pequeña reverencia y desapareció de la habitación, dejando a Otabek con el corazón martilleándole de los nervios contra las costillas. Esta vez no se veía a Sara y a Georgi por ningún lado debido a que la comida ya estaba dispuesta y el Rey ya se dirigía a su asiento, señal de que Otabek tendría que seguirlo si no quería problemas.

Ya desde su lugar pudo observar todos los manjares dispuestos en la mesa, típicos de varias partes del reino según lo que había oído y leído. Las sopas frías, las carnes asadas o envueltas en masa a las que llamaban pirozhki. Otabek se sentía un poco mal cada vez que comía en aquel castillo porque esa mesa podría haber satisfecho a mínimo veinte aldeanos.

Se sirvió un poco de carnes y un plato de sopa de remolacha cuando se dio cuenta que el Rey no había probado bocado aún. Su plato ya había estado a rebosar desde un principio e incluía varias porciones de carne a medio cocer, de un pulsante rojo en el centro. Yuri se veía un poco incómodo, y Otabek pudo notar que se debía a que no tenía cubiertos.

-Majestad -lo llamó- ¿Se encuentra bi-...?

-Estoy perfecto -respondió de forma odiosa-. Te sugeriría que comas rápido y voltees la vista pronto, me estoy muriendo de hambre.

Otabek parpadeó un poco con sorpresa, ¿el Rey esperaría a que comiera para que no tuviera que observar sus bestiales modales? No se lo podía creer. No tan de repente. Pero no pretendía contestarse como un patán y recalcárselo al rey.

Corrió el plato con las comidas más sólidas y tomó entonces el cuenco de la sopa. Ni siquiera se digno a tomar la cuchara. Puso ambas manos en la parte de abajo, sosteniéndolo levemente en el aire. El rey lo miraba curioso.

-Bueno, supongo que podríamos tomar la sopa juntos, entonces.

Y entonces alzó el plato y llevó el borde de oro a sus labios. Era bastante incómodo y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no acabar atragantándose con los pedazos de verdura o las hojas de perejil que decoraban el plato. El rey lo miraba con la mandíbula totalmente desencajada, dejando ver sus relucientes colmillos a través de sus labios.

Thorns and All [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora