Capítulo 21

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Desde que Yuri era una bestia odiaba los baños

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Desde que Yuri era una bestia odiaba los baños.

No era nada divertido oler a perro mojado en lugar de a jabón cada vez que salía de la tina. El pelaje demoraba en secar y ni siquiera sacudiéndose lograba quitarse la humedad del cuerpo. Así que, desde entonces, lo hacía solo cuando lo consideraba estrictamente necesario.

Lilia ya estaba esperándolo con al menos cinco toallas cerca de la cama. La mujer tendría un buen tiempo intentando secarlo. Yuri bufó con amargura.

-¿Dónde está Phichit? ¿Para qué le pago yo para que sea mi asistente? -gruñó.

-No creo que haga falta recalcarte que no le pagas nada -masculló Lilia-. Siéntate.

Yuri cedió de mala gana a su orden y tomó asiento en el suelo como si fuera un pequeño cachorrito indisciplinado. Lilia se había encogido demasiados centímetros a causa de su cuerpo de cisne y solo así llegaba a secar los cabellos de su ya no tan pequeño rey.

Pensó que tal vez sería divertido sacudirse y escuchar a la mujer chillar a causa de las gotas. La verdad era que no le molestaba para nada que luego lo regañara. Quería sentirse como un principito rebelde otra vez, como un niño al que lo único que le interesaba era dar de comer a los patos y peces del estanque.

Mientras Lilia cepillaba su húmedo cabello decidió perderse en sus pensamientos. En sueños y recuerdos, en deseos y también inquietudes. Yuri se imaginó a Otabek en su habitación siendo atacado por probablemente Leo y Phichit mientras trataban de dejarlo presentable para aquella noche. Si bien estaba seguro que esos dos harían un excelente trabajo no pudo evitar decirse que Otabek seguiría viéndose bien aunque estuviera sucio y con su capa de campesino.

Mila y Georgi entraron al poco rato y revolotearon por el cuarto sin saber muy bien qué hacer. Ninguno tenía permitido acercarse al traje que acababa de llegarle de las habilidosas manos -¿o patas?- de Yuuko. Era de un amarillo brillante con muchos detalles bordados con dorado. Era precioso. Le recordaba a los trajes que usaba en las fiestas de la corte, mucho antes de ser una bestia. El traje ahora era al menos de un talle al menos dos veces mayor. Yuri siempre había sido un muchacho delgado y de piernas largas pero ahora era una deformidad de pelaje, músculos de animal y afiladas garras.

Como no estaba poniendo mucho de sí mismo fue Lilia quien le arrojó loción y le colocó algunos lazos allí donde el pelaje se le hacía más largo. Incluso se atrevió a trenzar algunos de esos cabellos.

Lucharon un poco con el traje pero eso no evitó que Yuri le rasgara una de las axilas a la camisa. Estaba tan molesto que acabo arrojando el frasco de loción a que se estampase contra el suelo. El aroma invadió el cuarto instantáneamente.

-Más le vale controlar ese carácter esta noche, mi señor -habló Mila-. No vaya a arrojarle un plato en la cabeza al invitado.

-O el pastel -intervino Georgi cruzando las pinzas.

Thorns and All [Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora