Capítulo 3: Carlo, por favor entra.

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Mía y Angelo tenían una semana de vacaciones, por lo que habían decidido volver a España para desconectar y ver a sus familias y amigos.

  - Amore, deja que lleve yo esa maleta. Parece muy pesada.
  - Angelo, no te preocupes, puedo bien con ella. No soy tan debilucha como piensas.

Angelo se acercó a Mía sonriendo y la besó en los labios con delicadeza​. Estaban demasiado enamorados y el chico tenía un gran sentido de la responsabilidad hacia ella, pero Mía no quería que el italiano se pasara de sobreprotector.
La alegría fue inmensa para Lucas cuando vio a Mía más feliz y más guapa que nunca. Sus padres se abalanzaron y no dejaban de besarla.
  - Mi niña, que bien que hayáis venido.- Bárbara estaba pletórica.
  - Papá, ¿que tal Algodón?
  - Ese granuja ya no sé va de nuestra casa. Me quedo con él.
 
Lucas, la abrazó y besó por toda la cara y después abrazó a su amigo.
Los padres de Angelo, los esperaban en casa, en cambio Carlo, fue corriendo a recibirlos en cuanto supo que su primo estaría de vuelta por una semana.
  - ¡Primo! Ya te echaba de menos. -Gritó de emoción el chico.- Os aviso ya ahora de que Sofía, dijo que os invitaba a su cumpleaños este sábado, así que ya celebramos vuestra llegada a lo grande.
  - Perfecto Carlo. Cuenta con nosotros.

Carlo había hecho un grupo de chat para avisar a la hora que sería la fiesta de su novia. Mía, Angelo e Irene irían, aunque esta última sugirió si podía llevar a alguien a lo que Carlo al principio se resistió, pero después dijo que estaba bien.

Era sábado y Mía e Irene estaban preparándose para ir a casa de Sofía.
  - Irene, ¿por qué no te pruebas esta falda? Me la compré en Suiza y creo que a ti te favorecería más que a mí. Te dejo la blusa que combina perfecto con ella.
  - Me encanta. ¿En serio que me la dejas?
  - Por supuesto. De hecho, te las regalo. Pienso que es más de tu estilo que del mío.
  - ¿Por que te lo compraste entonces si no pega contigo?
  - Quizá por qué en el fondo, sabía que acabaría siendo para ti.

Las dos amigas siguieron preparándose mientras Carlo y Angelo se ponían al día.
  - A ver , primo. Vayamos al tema importante. ¿Qué tal llevas el tema sexual...
  - ¡Carlo! No seas grosero. No voy a hablar de ese tema. Es privado
  - Siempre tan correcto. ¡No cambias ni a tiros, eh!
  - Por lo que veo tú tampoco. Sigues siendo igual de bruto.- Angelo ya echaba de menos meterse con su primo como hacían siempre.
  - Seré bruto pero todas se mueren por mí. Yo no sé que es lo que tengo, pero están detrás seguido...- A Carlo le encantaba exagerar en ese tema.
  - ¡Venga ya! No seas fantasma.

Los chicos siguieron a lo suyo hasta que fue hora de irse.
Angelo fue a buscar a Mía y a Irene.
Llegaron a la fiesta y realmente, era de lo más selecta, ya que Sofía tenía unos padres con bastante dinero que le consentían todo.

  - ¡Hey! ¿Habéis visto que fiestón? - Se emocionó Carlo.- ¡Sirenita!, ¿eres tú?- preguntó cuando vio a Irene.- Creí que te quedarías en casa calcetando o algo por el estilo. Con lo aburrida que eres no creí que aparecieras por aquí al final.
  - ¡Anda y piérdete, Cardo!- Contestó ella con el humor estropeado por su culpa.
  - No te enfades, pero esos zapatos son parecidos a los que tenía mi abuela. Supongo que las actividades de ocio que sueles hacer, son las mismas que hacía ella.- El italiano no entendí​a porqué disfrutaba tanto metiéndose con la chica y viendo como la cara de ésta, cambiaba de color según iba aumentando el enfado.
Aunque al que le cambió la cara esta vez, fue al propio Carlo cuando vio que Mateo se acercaba a ellos.
  - ¡Eh! Irene. Dios, estás preciosa. - El muchacho se acercó a ella para darle un par de besos.
  - ¿De verdad?¡Gracias! Tú si que eres amable y no como otros.- Irene esperaba que Carlo se diera cuenta de que el comentario, iba por él.
  - Deberías de graduar bien esas gafas, Mateíto. Por cierto, ¿qué haces en la fiesta de mi novia?- Intentó picarlos.
  - Lo invité yo, quería que me acompañara. Además dijiste que si queríamos traer a alguien que podíamos hacerlo,  aunque al principio te resististe, ¡Como no!
  - Si hubiera sabido que era él a quien traías, seguro que no cambiaba de idea.
Irene pasó del Cardo y explicó quien era ese chico a Angelo y Mía, luego hizo las respectivas presentaciones, mientras Carlo se iba a junto de Sofía.
La fiesta iba genial, Mía y Angelo se lo estaban pasando de lo lindo mientras que Carlo, bailaba con Sofía. Aunque estuviera con ella, sus pensamientos estaban en otra parte y decidió ver en donde andaban el empollón de Mateo e Irene. El italiano tenía ganas de juerga y no había una forma mejor que metiéndose con ellos.
Carlo divisó a Mateo en medio de tanta gente, pero no vio a Irene por ningún lado, así que se acercó a él para preguntarle.

Prometo no volver... A herirte (Prometo #2)Место, где живут истории. Откройте их для себя