La historia se repite

40.6K 8.2K 1.9K
                                    

No lo vi, lo juro.

¿Quería hacerlo? Claro que sí, mucho siendo sincera, pero el miedo me superó. Además, no puedo hacerme una idea de qué decir cuando lo vea. Si bien hemos charlado bastante últimamente, seguimos siendo desconocidos.

Eso suena mejor.

Como mi santo despertador. Ya es hora de cambiar de repertorio y colocar otra canción.

I Want To Break Free parece ser la canción ideal para mis fatídicos días trabajando en el centro de atención telefónica, olvidar las respuestas groseras, los pervertidos detrás de la línea, las miradas recelosas de la vicepresidenta ejecutiva de la vicepresidenta o cual sea su extraño cargo.

Y ni hablar de cómo se siente mi trasero después de tantas horas sentada, oficialmente soy una tabla.

A veces me encuentro marcando el número de Thomas Morgan, envuelta en la rutina de llamarlo y charlar sobre cosas triviales y otras más serias.

¿Realmente intentaba suicidarse cuando lo llamé por primera vez? Creer eso es insólito, demasiado insólito. Es casi una burla para la persona detrás de la línea, nadie puede creer algo así, sobre todo cuando...

Maldición.

¿Por qué yo?

La historia se repite, es inevitable. Tal vez por eso él respondió.

Pasó con Nano, después del incendio, después de que nuestra familia feliz fuese destrozada por... un monstruo.

Pienso en esa tarde con pesimismo, con la garganta secándome, con la tristeza y la soledad acosándome en susurros lentos.

Trato de desviar mi atención en otras cosas, echarme a cantar canciones que escuché en la calle o de comerciales, busco distraerme en alguna cosa interesante y... pues nada, el recuerdo sigue ahí.

Comienzo una cuenta regresiva para calmarme.

Una llamada entrante es mi perfecta distracción.

Es Thomas.

—Buenas.

—Thomas, es la primera vez que llamas.

—Hay que cambia un poco la rutina, ¿no?

Miro alrededor, mi oscuro departamento en un glorioso día de sol.

—Tienes razón. Gracias por recordarme abrir las cortinas.

Se echa a reír mientras me dirijo hacia la ventana, pero no corro las cortinas, sino que me detengo a centímetros de tocarla.

Un pensamiento transita por mi mente. Vuelvo al vagón lleno, una vieja amistad llamándome, su voz reproduciéndose en nuestros celulares, mi pregunta y la llamada finalizada.

—¿Y tú? —pregunto de pronto.

—¿Qué ocurre conmigo?

—Si me viste, en el metro, el otro día.

El corazón me palpita con una rapidez alucinante y casi dolorosa.

Aguardo bajo su silencio con la ansiedad sentada en mi estómago.

—No, la verdad es que no.

Estamos a mano. Quiero creer que la razón por la que no quiero que sepa cómo soy es para conservar el anonimato, tal cual lo dijo él, pero... la remota idea de que sepa mi apariencia me inquieta.

—Entonces... ¿cómo va todo?

—Normal. Demasiado normal diría yo.

—¿Eso es bueno?

—Supongo que lo es.

Ha sonado como un niño amurrado.

—Uhm... ¿normal tirando a mal o a bien?

—Ahora bien.

La sonrisa se estampa en mi cara.

—Buenos días, mi nombre es Ross. Estoy llamando desde mi casa para preguntarle: ¿acaso me está coqueteando, señor Morgan?

—¿Podría?

—Solo si compra un pack de promoción.

Se echa a reír.

—¿Te pagan por promocionar Reburn fuera del trabajo?

—Eh... no, creo que dejaré de hacerlo.

—O podría pedirles dinero por ello.

—No suena nada mal, Thomas. Es una excelente idea.

Suspiro por fin corriendo las cortinas, dejando que la luz entre al departamento.

La luz anaranjada es tan brillante como aquella vez...

—Necesito preguntarte algo, Thomas. Por favor, responde con sinceridad.

—Qué... ¿qué deseas preguntar?

Inspiro hondo con la imagen de Nano reproduciéndose en mi cabeza.

—¿Realmente querías quitarse la vida cuando te llamé?

—Si respondo que sí, ¿dejarás de hablarme?

—No, absolutamente no. No dejaré de hablarte, al menos no lo haré hasta que quede sin crédito.

El silencio otra vez: un martirizante y eterno silencio.

—Sí—responde con la voz quebrada—, lo intenté.

Aprieto mis labios conteniendo unos deseos de llorar que me superan.

—Hace casi un año... —comienzo— se produjo un incendio en el edificio. Recuerdo que todos tuvimos que evacuar, era horrible... Los gritos de auxilio, los susurros furiosos de las llamas, el calor agobiante, el aire asfixiante... A causa de ese incendio muchos fallecieron, incluyendo parte de mi familia. Aún no lo supero, per...

El maléfico «pip» se escucha.

La llamada ha finalizado.

Mi última señal ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora