Capítulo 26

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Quedamos abatidos, yo me recosté en el pecho de Diego era tan blando pero a la vez tan firme, podría quedarme toda una vida en el; después de unos minutos  nos quedamos profundamente dormidos envueltos entre las sabanas.

Al despertar ya Diego no estaba en la cama, en la mesilla de noche estaba una bandeja con el desayuno y una rosa blanca.Me levante y sentí una pequeña molestia entre mis piernas, me dirigí al baño y me tome una buena ducha caliente.

Salí del baño y me vestí, tome el desayuno y de vez en cuando tomaba la rosa y la llevaba a mi nariz inhalando lentamente su delicioso aroma, una vez que termine salí en busca de Claris. Diego fue mi perdición ya que al final no pude investigar nada, pero hoy tengo que buscar ese diario.

Empecé a dar vueltas y pasando pasillo tras pasillo hasta encontrar la bendita cocina, para poder encontrar a Claris que estoy casi segura que se encontraba ahí, cuando por fin logre llegar confirme que ahí estaba Claris moviéndose de un lado a otro.

-Hola Claris, cómo estas?

-Hola señorita Samanta, muy bien y usted?

-Bien.
Sentí algo extraño en la forma que Claris me hablaba.

-Claris necesito que me acompañes a buscar el diario.

-Lo siento pero no puedo ayudarla señorita tendrá que apañárselas usted sola.

-Está bien Claris lo haré yo sola, pero antes dime a que se debe este cambio tan repentino?

-Miré señorita Samantha, le daré un consejo si usted quiere ser feliz salga de aquí ahora que puede, con permiso.

Me quede como estatua, que le pasa a Claris? Por qué actúa a si con migo? No entiendo nada.
Me quede sumergida en mis pensamientos tratando de procesar la actitud de Claris, cuando sentí una mano fría y suave en mi hombro derecho me sobre salté y di la vuelta y era la bruja de Dori.

-Señorita, cómo esta?

-Bien Doris gracias por preguntar.

-El señor Diego me dijo que le avisara que hoy vendrá a las 2:00 pm para que coman juntos.

-Gracias por avísame Dori.

Dori hizo una especie de gesto con su cabeza, elevándola un poco y pasando muy cerca de mi tanto que nuestros hombros llegaron a rozarse levemente.No sé qué les pasaba a todos hoy, esta enorme casa se sentía con un aíre un tanto extraño.Me dirigí a una pequeña puerta que queda a mi derecha, la cual si mal no recuerdo Dori me había dicho que detrás de ella se encontraban los jardines. Al abrirla mis ojos brillaron era un jardín hermoso, impregnaba una mezcla de distintos aromas los cuales invadían mis fosas nasales, en el centro se encontraba una majestuosa fuente, a unos tres metros se encontraban tres pequeños bancos perfectamente colocados, todo era tan colorido había tantas especies de plantas, definitivamente este es mi lugar favorito.Me senté en uno de los pequeños bancos todo era tan tranquilo tan relajado que podría durar horas ahí.

Empecé a mirar la forma que tenía la casa, desde aquí se podía ver gran parte de su estructura, dirigí mi vista hacia la izquierda empezando un lento recorrido desde la esquina del fondo curioseando cada detalle, parecían ser habitaciones, los rallos del sol chocaban con el cristal de las ventanas, un destello de luz llamo mi atención, haciendo que dirigiera mi vista hasta un ventanal que era más grande que los demás. Lo que me pareció raro ya que todas las ventanas tenían el mismo tamaño y forma, la luz debido a la intensidad de los rallos de sol no me dejaba observar con certeza que provocaba aquel destello tan intenso. Por lo que decidí moverme en diferentes direcciones hasta que por fin pude ver de qué se trataba, era un hermoso collar dorado con lo que parecía ser una esmeralda en el centro pero que hacia aquel collar colgando en un ventanal?

-Esmeralda.
Dije en un susurro al mismo tiempo que mi piel se erizaba; entre a la casa en busca de aquella habitación, tengo que ver y tocar ese collar pero sobre todo ver aquella habitación.

FuegoWhere stories live. Discover now